Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 18:38

¿Por qué Becker y no Mayta o Quispe?

¿Por qué Becker y no Mayta o Quispe?
El racismo y la discriminación son una de las caras del colonialismo. La dominación y explotación colonial de una población y un  territorio requieren una estructura ideológica que lo justifique. De este modo se construye un imaginario que somete los cuerpos y voluntades de la población colonizada, convencida de su inferioridad física, moral y cultural frente al colonizador.  La idea de “raza” como categoría política antes que biológica da pie a la estratificación social, a la división del trabajo y asignación de roles en el proceso  productivo, y finalmente determina las relaciones sociales de la sociedad colonial. Esta noción deviene, además, en el germen ideológico del racismo y se expresa en la marginalización de quienes se considera inferiores por su color de piel, su apellido o su procedencia, por ejemplo. Hago esa introducción para retomar el caso del juicio a Gonzalo Sánchez de Lozada en Estados Unidos (motivo de una anterior columna), pues  en medio de la euforia general por la sentencia, algunos medios de comunicación eligieron resaltar el papel de los abogados norteamericanos antes que la perseverancia, el esfuerzo y el trabajo de las familias de las víctimas y sus abogadas y abogados bolivianos. No habría problema con esto, si implícitamente no estuviese en ella la proyección de la imagen de un pueblo boliviano incapaz de conducir su propio destino y que dependen de un salvador externo: si es hombre, blanco y heterosexual bien; pero si además es estrella de cine como Sean Pean  o Rockero como Becker, mejor. Se ha invisibilizado históricamente las luchas indígenas y a sus protagonistas, y hoy, en el afán de buscar noticia, de hacerla atractiva al público o de contar una “buena historia”, no se reflexionan estos mensajes implícitos que demeritan el arduo trabajo de quienes con menores recursos pelearon y ganaron mejores batallas, ya sea en Bolivia o en Estados Unidos.  No pretendo desmerecer o negar el papel que jugaron las y los abogados y activistas norteamericanos, e incluso de otras nacionalidades; pero no puedo admitir que despojen del crédito a quienes realmente lo tienen. Toca pedirles a ellas y ellos un poco de coherencia, si realmente comparten y entendieron algo de esta lucha no usurpen un lugar que no les corresponde.  Los verdaderos héroes y heroínas no son celebridades de la farándula, tienen apellidos aimaras, sus pieles, oscuras y son maravillosamente tercos y radicales. Por eso ni el poder ni el dinero los doblegaron y con este fallo cambiaron la historia.