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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Fabriles, mártires de la democracia

Fabriles, mártires de la democracia
Los trabajadores y trabajadoras fabriles de Cochabamba, cada 26 de marzo rinden su homenaje a sus mártires fabriles: Dámaso Alvarado y Eloy Huarachi, asesinados el 26 de marzo de 1982 en la lucha por el incremento salarial y defensa de la democracia.

Un día como hoy, hace 36 años, nuestra gloriosa Federación de Fabriles de Cochabamba convocó a un paro de 24 horas, como respuesta a las duras medidas económicas del Gobierno de entonces. Luego de una multitudinaria concentración, los exdirigentes y compañeros fueron acribillados por los militares. Dámaso Alvarado trabajaba en la Cooperativa Boliviana de Cemento (COBOCE) Irpa Irpa y Eloy Huarachi en la fábrica de calzados EDU. La masacre de los compañeros fabriles marcó el inicio de la recuperación de la democracia, posibilitando el retorno de Hernán Siles Zuazo en octubre del mismo año. Desde Cochabamba, los fabriles reunidos tradicionalmente en la plazuela de San Sebastián, marcharon recorriendo las calles hasta llegar a la plaza 14 de Septiembre. El pedido clamoroso de los trabajadores hacía eco junto al de los mineros, petroleros, maestros, gremiales, universitarios, trabajadores de salud y pueblo en general, exigiendo al gobierno militar entregar el poder al ganador de las elecciones y el retiro de la bota militar a los cuartes.

Fue precisamente al ingresar a la plaza principal 14 de Septiembre, cuando francotiradores dispararon de manera selectiva contra la manifestación, asesinando a nuestros compañeros, entre otros ciudadanos, hiriendo a más de una docena, generando que la población reaccione y se sume, masificando las protestas a consecuencia de la muerte de nuestros mártires. Las movilizaciones de los valerosos fabriles continuaron a lo largo de los meses restantes, debilitando al gobierno militar, que finalmente convocó al Congreso de 1980 y se restauró la anhelada democracia.

Sin duda, las jornadas de 1982 tuvieron como protagonistas a los compañeros fabriles desde Cochabamba, contra una dictadura decadente, que estaba debilitada, y como respuesta generó una masacre, pensando que con ello callaría a la clase revolucionaria. Al contrario, los obreros tomaron valor, se envistieron de coraje y valentía para continuar y finalmente desestabilizar al gobierno de facto.