Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Obras en la plaza Sucre

Obras en la plaza Sucre
Plaza Sucre, la que otrora fue un lugar de sano esparcimiento estudiantil, proyectada con un conveniente manejo de materiales y desniveles en su piso para lograr enriquecer el espacio público, junto a adecuadas mesas de trabajo y banquetas especialmente diseñadas para el ocio o el estudio en torno a una grande y bonita fuente de agua; ya no existe más.

Todo fue reemplazado por un mamotreto al adefesio que insulta el sentir de la capacidad de percepción visual y de esparcimiento que felizmente la inmensa mayoría de la población cochabambina todavía mantiene.

La original y espontánea apropiación que de ella tenían los estudiantes de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), como una extensión propia del campus universitario, a la que acudían a estudiar, bailar, o simplemente pasar un buen rato de ocio, ya no va más. Hoy la plaza Sucre está en un centro urbano que ha perdido interés y donde ya no se la disfruta, pues la gente no se apropia de ella.

Si antes esta plaza mantenía una rica y activa vida en el día, como en la noche, hoy está condenada al abandono, peor si a ello se suma el inadecuado mobiliario urbano que se ha incluido, como una inapropiada e insuficiente iluminación.

Se debe entender que la plaza Sucre siempre fue –y así debería ser-, un espacio público en el que se realizan gran variedad de actividades recreativas, de manera que los que eventualmente la ocupan, se expresan de forma artística, deportiva y cultural, dentro un ambiente cívico-simbólico de gran importancia.

Si su intervención hubiese sido adecuadamente proyectada, tan solo con aumentar el número de sus bancos, mejorar la iluminación y, sobre todo, contar con un sistema de semaforización en sus cuatro esquinas, hubiese sido suficiente y pertinente.

Ahora, con el aumento del tráfico vehicular, el cruzar la calle para pretender alcanzar la plaza, resulta toda una peligrosa odisea por culpa de una mala planificación de obras, que para el colmo están paralizadas y nadie sabe si continuarán.

Que esta bella ciudad nos siga sorprendiendo por su clima, sus áreas verdes reflejadas en el cuidado de sus plazas y patrimonio urbano, y no por la falta de sentido común.