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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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ABAJO Y A LA IZQUIERDA

¿Cuánto cuesta una vida

¿Cuánto cuesta una vida
Cuando empezó esta quijotesca aventura, ellas y ellos sabían que jamás se ganaría porque nada les devolvería lo que les fue arrebatado. Pero también sabían que si no luchaban habían perdido, sabían que el luchar era una forma de hacer justicia, así nació la Asociación de Familiares de los Caídos en Defensa del Gas y el comité impulsor del juicio a Goni.

Su historia es la de la terca resistencia al olvido, la de una batalla contra la impotencia, la pelea de David contra Goliat, son los pobres de siempre contra la soberbia del poder político y del dinero. Los vi organizándose, pasando noches de desvelos, felices con cada nuevo paso que se daba en el juicio o deshaciéndose en un minuto ante las trabas de la burocracia judicial para rehacerse al otro y continuar. Así entre dolor y esperanza lograron la autorización congresal para que se lleve adelante el juicio de responsabilidades que terminó con la condena del Alto Mando Militar y miembros del gabinete ministerial de aquel entonces en una sentencia que es un precedente para el país y el continente. Pero no era suficiente. Los principales responsables nunca comparecieron a un tribunal, nunca dieron la cara ni se encontraron con los ojos de sus víctimas y, por eso, cuando el pedido de extradición falló, decidieron ir allá, al terreno del enemigo a buscar esa justicia y en septiembre de 2008, hace diez años, presentaron demandas en dos cortes federales en Estados Unidos.

Cuando Marcelo Quiroga Santa Cruz fundamentó en el Congreso las razones para realizar un juicio de responsabilidades a Banzer, la defensa de su partido planteó que lo que se pretendía era llevar a juicio a las Fuerzas Armadas, tenían algo de razón. Un juicio como el que se encara no solo pretende sancionar a los responsables materiales e intelectuales de un delito de lesa humanidad, en un proceso que sienta en el banquillo del acusado al Estado, a todos los genocidas de la historia, a los gobiernos, a sus políticas y a sus fuerzas represoras. En suma, el solo hecho de llevar adelante un juicio de esta naturaleza es una interpelación y una advertencia al autoritarismo y a quien lo represente.

Por eso no importa el resultado formal de este proceso, que de hallárseles culpables, implicaría el pago de una indemnización; pero sabemos que no tienen con qué pagar, pues las vidas que segaron no tienen precio.

El hecho de que a pesar de haber huido y que con todo su poder y su dinero estén obligados a dar la cara y a oír horas consecutivas la exposición de sus crímenes en voz de sus víctimas, es la mayor victoria para ellas.