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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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DIDASCALIA

Cuatro competencias para enseñar

Cuatro competencias para enseñar
Ceci ha leído muchos libros, algunos de ellos incluso los ha estudiado analizándolos desde distintas perspectivas. Ha aprendido de memoria obras completas de teatro y es capaz de representarlas, sabe repetir muchas poesías y declamarlas con arte, por eso su clase es una de las más interesantes del horario escolar. A veces ingresa y por las cosas que dice es un aprendiz de monje en la Edad Media, o una adolescente enamorada, o el relator de una historia de amor… Los estudiantes esperan la hora de literatura y además preparan las lecturas que en algún caso sugiere la maestra y en otros se consensúan con base en las sugerencias de los estudiantes. Esto supone que Ceci también se lee los libros que los chicos le sugieren, por eso está siempre al día y su repertorio no se acaba nunca.

Esta es una maestra que sabe motivar a sus estudiantes. De aquí a unos años esos chicos serán lectores avezados porque recibieron un impulso que los motivó a descubrir un nuevo universo en cada libro.

Attilio cree en sus estudiantes, sabe que ninguno es tan pobre que no tenga nada para dar a la comunidad. Por eso cuando él dirige los proyectos solidarios siempre se superan los objetivos.

Los chicos descubren que tienen habilidades escondidas porque pocas veces las habían puesto en práctica. Algunos caen en cuenta, por ejemplo, que son capaces de hacer presupuestos, otros de relevar información, otros que su fuerte es el trabajo manual, etc.

Attilio es el primero en trabajar y siempre que da un encargo a alguno de los chicos le hace entender que su confianza está puesta en él y que logrará cumplir su cometido con éxito. Este maestro tiene expectativas elevadas sobre sus estudiantes, se las contagia y genera los resultados. Es un experto en el efecto Pigmalión.

Con Rodolfo no se juega. Ningún cálculo químico se le escapa, domina de tal manera las asignaturas de biología y química que hasta parece que te sacara una radiografía con solo mirarte. Tiene una capacidad de enseñar su materia que nadie puede aplazarse, no porque “regale” la nota, sino más bien porque es el más exigente de todos los maestros. Pero así como exige, trabaja. A él le interesa que todos aprendan. Devuelve los exámenes al día siguiente, retroalimenta en el aula, va los sábados para nivelar a los que tienen dificultades. Y nunca pierde su sonrisa. Rodito, como todos le conocen, es un experto en capacitar en la disciplina que él domina.

“Lo que más me ha gustado de la clase ha sido el debate en mi grupo, porque allí me di cuenta que cada una aprende de manera distinta. Para Maya, fue clave el vídeo, para Andrés, la tarea de dibujar y para Euge la explicación de la maestra”. Esta fue la respuesta de una de las alumnas de Machi, la maestra de psicología que no termina una lección sin que los estudiantes hayan reflexionado sobre cómo hicieron para aprender. Machi es una experta en enseñar a aprender y de esta manera también una maestra en el arte de ayudar a creer en uno mismo.

Cada ejemplo grafica una de las cuatro competencias que, según Ken Robinson, debería desarrollar todo docente: saber motivar, como lo hace Ceci; tener expectativas en los estudiantes, nunca prejuzgarlos y siempre volver a creer en ellos, como Attilio; ser un verdadero profesional en facilitar una disciplina, como Rodolfo; y capacitar para creer en sí mismos, como lo hace Machi.