A 10 días de la primera explosión en la entrada del Carnaval orureño, y a ocho de la segunda, la Policía y la Fiscalía no han logrado esclarecer estos dos atentados que cobraron la vida de 12 personas y dejaron malheridas a 51. Por el momento, según el ministro de Gobierno, Carlos Romero, la hipótesis que se está investigando con mayor fuerza es “el de un tema familiar”, en alusión a que la carga de dinamita habría sido detonada, presuntamente, en el carrito de la familia que casi fue diezmada el sábado 10 de febrero. Sin embargo, aún no se sabe cuál sería la conexión con la segunda explosión, pues, si bien ocurrió a una cuadra de la primera, las víctimas fatales no son de la misma familia que sufrió el primer atentado.

“La hipótesis que más fortaleza ha adquirido es que el hecho podría explicarse a través del entorno familiar. Sobre esa hipótesis se está trabajando y hay una segunda, pero todavía con elementos insuficientes”, sostuvo Romero.

Mientras el Ministro aseguraba ayer que Marcelo Beltrán, el joven cuyo identikit fue presentado por la Policía como el del principal sospechoso de la segunda explosión en Oruro, se convertiría en un testigo clave de las dos investigaciones; la indignada familia del joven anunció que procesará penalmente a las autoridades policiales “por los daños y perjuicios causados” y exigió “limpiar su nombre”.

Romero dijo que Marcelo Beltrán podría aportar datos porque él estaba en el escenario de la segunda explosión. Reconoció que el joven no es autor del atentado, pero sostuvo que “sus actitudes” llevaron a sospechar de él. Los parientes de las víctimas fatales pidieron una investigación responsable que no acuse sin pruebas y que la Policía no pretenda obtenerlas “bajo tortura”. Romero dijo que viajará a Oruro para verificar el avance de las pesquisas en las que trabajan 60 peritos y especialistas.