Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 13:31

Afectados en Tiquipaya tienen deudas de hasta $us 55 mil

En la zona de Molle Molle, la principal actividad era la confección de prendas de vestir. Trabajos terminados y la maquinaria quedaron bajo el lodo.
Afectados en Tiquipaya tienen deudas de hasta $us 55 mil



Tres máquinas de coser sobre el techo es lo que queda del taller de costura de Hugo Calizaya, un vecino del pasaje 26 de Febrero de la zona de Molle Molle, en Tiquipaya quien después de más de una semana recién pudo ingresar a su casa a tratar de recuperar algo de sus pertenencias. 

El lodo cubrió tres de sus máquinas de coser y más de 15 mil prendas de vestir listas para entregar al mercado.

Además de quedarse sin trabajo y techo para vivir tiene una deuda de 55 mil dólares al banco por la compra de su casa, de la que no queda más que el techo.

“Ya he pasado la fecha de pago, ya estoy en mora y no sé qué haré. Mi cuota mensual es de 6 mil bolivianos”, dijo.

Al lado de su casa funcionaba otro taller, el de Mario Tola quien se prestó 30 mil dólares del banco para comprar una máquina especial para costurar poleras y otras diez más pequeñas, de las que solo recuperó una.

Todo quedó bajo la mazamorra incluida la cuota del banco que debía pagar hace cinco días. En su desesperación, Mario entró a su cuarto a buscar el dinero, pero no lo encontró. Todo quedó bajo el lodo.

Su cuota es de 1.300 bolivianos mensuales y la mora también comenzó a correr.

En la zona de Molle Molle, donde existen 16 familias dedicadas a la confección de prendas de vestir, también se destruyó la casa de Gregorio Alanes, construída hace diez años con un crédito de vivienda de 15 mil dólares.

De lejos y con lágrimas, solamente puede apreciar cómo quedó el segundo piso de su casa, la planta baja está enterrada.

Gregorio no tienen fuente laboral y vive de la venta de pollo que tiene su esposa en el mercado de Tiquipaya.

“No tenemos dinero, porque mi esposa no está yendo a vender y yo tampoco trabajo. No sé de dónde le pagaremos al banco”.

Cerca a su casa también funcionaba una panadería que elaboraba empanadas para vender en los mercados del Cercado, Quillacollo y Sacaba.

Cinco miembros de la familia Aquino se dedicaban a esta actividad, pero el día que la mazamorra llegó arrasó con gran parte de la propiedad, dañando materiales necesarios para la elaboración de los alimentos.

Según Alfredo Aquino la familia se prestó del banco 10 mil dólares para levantar el negocio que, con el desborde del río Taquiña, quedó paralizado.

NOCHES DE FRÍO Ahora estas cuatro familias pasan noches de frío bajo el techo de una cancha, situada a 200 metros del río Taquiña.

Son cerca de 50 personas que duermen como pueden en tres pequeñas carpas de excursión, un catre y colchones tendidos en el piso.

“Las noches son frías, estamos esperando que nos puedan dar algunos toldos para tapar la malla milimétrica y protegernos un poco”, dijo Isaura Cruz una de las afectadas.

Ninguna de las familias puede volver a sus casas por el riesgo de una nueva inundación. Los varones aprovechan las horas del día para tratar de recuperar lo que pueden de sus pertenencias.

Mientras que las mujeres preparan alimentos, seleccionan la ropa y bañan a los niños por turnos durante el día, ya que solamente tienen una ducha para hacerlo.

Esas familias necesitan ropa íntima, calzones, calzoncillos para adultos y niños, además de medias, ayuda que todavía no se les otorgó.

En mora

Los vecinos de Molle Molle no pagaron sus deudas al banco este mes y todos están en mora porque no tienen dinero.

Dan atención psicológica a damnificados

Un equipo interinstitucional de psicólogos de Cochabamba brinda Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) a las familias afectadas por las inundaciones en Tiquipaya, informó Sandro Pérez Díaz, presidente del Colegio de Psicólogos Cochabamba.

Explicó que el PAP consiste en una intervención psicológica en momentos de crisis. El objetivo es auxiliar al afectado para que pueda afrontar la situación que le tocó vivir.

Hasta el momento, 30 familias fueron beneficiadas. Entre las cuales se identificaron algunos casos de estrés agudo, principalmente en personas que sufrieron pérdidas humanas, informó Amira Terceros, una de las representantes del equipo.

“Vamos a trabajar a nivel preventivo para que este estrés agudo no se convierta en uno postraumático que es más difícil de controlar”, expresó uno de los psicólogos.

Pérez manifestó que prevén que el voluntariado lo realicen por cinco meses más con las familias afectadas de Tiquipaya.