Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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#OTROHORIZONTE

¿Avanzamos en la gestión de riesgos?

¿Avanzamos en la gestión de riesgos?
En Bolivia, hace más de una década conocemos los impactos que provocan los fenómenos La Niña y El Niño, ya sea con sequías o con inundaciones. Según un informe del Banco Mundial, algunos años antes de 2010, Bolivia vivió el impacto de ambos fenómenos de manera alternada, lo que afectó a cerca del 66 por ciento de los municipios del país, ocasionando una pérdida promedio del 4 por ciento del PIB anual. Lo que se vino a llamar el costo del cambio climático

En 2014, el Gobierno promulgó la Ley 602 de Gestión del Riesgo. Uno de sus objetivos es trabajar en la prevención. Justo ese año se presentó una de las peores inundaciones en tierras bajas. Recordemos a las comunidades indígenas de Rurrenabaque y San Buenaventura que fueron drásticamente afectadas

Los riesgos no manejados causan desastres o emergencias. Según el Plan Nacional de Gestión de Riesgos, en Bolivia principalmente se tienen emergencias o desastres originados por exceso de precipitaciones pluviales (que ocasionan inundaciones, riadas, desbordes y deslizamientos), la falta o disminución de precipitaciones pluviales (sequías), la disminución de temperaturas mínimas (heladas, olas de frío, granizadas) y los movimientos geológicos (terremotos y deslizamientos), entre los más recurrentes.
El riesgo de desastres es causado por la interacción entre eventos adversos extremos de origen natural o antrópico y la vulnerabilidad de las poblaciones (condiciones de pobreza, infraestructura insegura, dinámicas sociales de migración y asentamiento en zonas expuestas a amenazas, escasa capacidad institucional, etc.). En resumen, los riesgos no manejados causan desastres o emergencias.
Para saber cuánto habían avanzado los municipios en la gestión de riesgos, entrevisté al presidente de la Federación de Asociación Municipales de Bolivia. Insistí en conocer qué porcentaje de los municipios del país ya habían implementado sus planes de gestión de riesgo, si tenían los recursos suficientes o qué problemas tenían sobre el tema y la resiliencia ante el cambio climático. Su respuesta fue esquiva, nada precisa. Me dejó la sensación de que no entendió mi pregunta o no sabía del tema, quizá porque no es un tema prioritario en las reuniones de los alcaldes.
Lo que se conoce, por una investigación realizada por La Razón en 2015, es que en una década (de 2004 a 2014) 250 de los 339 municipios del país ya fueron afectados por el cambio climático. Y que las granizadas, riadas, inundaciones y vientos huracanados, entre otros, afectaron constantemente a 10 productos. En esa década se perdió 7.000 millones  de bolivianos.
En 2016, la inusual sequía, calificada por el Gobierno como la peor de los últimos 25 años, mantuvo a 142 de los 339 municipios en estado de emergencia por la pérdida de cultivos y de ganado

En 2018, hoy, los departamentos Cochabamba, Potosí, Beni y Chuquisaca están en emergencia departamental. El Gobierno declaró Emergencia Nacional, con lo cual se dispondrán recursos para apoyar a los afectados por las lluvias. 20 municipios de siete departamentos están declarados en emergencia y 14 en desastre. Hay 8.224 familias afectadas en todo el país

Habrá que hacer un repaso de lo avanzado en Gestión de Riesgos, saber si se cumple la Ley 602, si es o no suficiente, o si hay otras acciones ilegales como la deforestación, entre otros, que están atentando contra la seguridad de la población