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SERENDIPIA

Llegan con el Carnaval

Llegan con el Carnaval
Es curiosa la capacidad del ser humano de olvidar sucesos dolorosos que ocurren una y otra vez. Tan extraña como la extraordinaria capacidad de alistar los carnavales en distintas regiones, pase lo que pase. Los primeros y últimos meses del año se caracterizan por la ocurrencia de inundaciones, derrumbes, mazamorras, sequías y toda la variedad de los denominados “desastres naturales”. Llegan como el Carnaval, inevitablemente. Suena la lluvia, suenan las bandas.

Son generalmente los mismos municipios que sufren los mismos desastres. Se trata de dos tercios del total donde se produce la recurrencia; correlativamente la inversión municipal para prevención de riesgos y desastres es muy baja.

Cada vez somos más vulnerables a los riesgos del clima debido a muchas razones: negligencia, decisiones equivocadas, ignorancia, falta de consciencia de la problemática, inmediatismo y ausencia de planificación y de su cumplimiento, etc.

Las previsiones científicas de Naciones Unidas (NNUU), en un informe del cual participaron 220 expertos de 62 nacionalidades, señala que las lluvias torrenciales se cuadruplicarán. De los 12 inviernos más secos registrados desde 1902; 10 se han vivido los últimos 20 años. Entre 1970 y 2008, el 95 por ciento de las muertes asociadas a desastres naturales se dio en países pobres.

Según un informe del Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR) de noviembre de 2016, el impacto de los desastres naturales graves equivale a una pérdida de 520.000 millones de dólares en el consumo mundial y empujan a unos 26 millones de personas a la pobreza cada año.

Datos impactantes, sin duda. Pero no podemos decir que es la naturaleza. Para la Oficina de NNUU de Reducción de Riesgos y Desastres, el término “desastre natural” es equívoco, pues los desastres son el resultado de la falta de prevención y planificación ante los fenómenos de la naturaleza. Los fenómenos sí que son naturales, pero los desastres se producen por la acción del hombre en su entorno.

No tengo nada contra el Carnaval, pero me resulta increíble que sigamos planificando carnavales y no hagamos prevención de riesgos. Mientras sigamos así, las portadas de los periódicos en febrero hablarán de fiesta y tragedia como si fuera normal.