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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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¡Buenos días mi amor!

¡Buenos días mi amor!
La luz del nuevo día ya traslucía a través de las cortinas de mi cuarto, yo continuaba durmiendo hasta que la humedad de unos labios tocaban mi mejilla y luego la dulzura de una voz me decía “¡Buenos días mi amor!”. Era mi madre que ya se iba al trabajo. Ese saludo me inyectaba tanta alegría que parecía que la energía del sol ingresaba en mi alma solo con ese sencillo “¡Buenos días mi amor!”. Me levantaba, salía a la calle y a todo el que pasaba por mi lado le regalaba una sonrisa acompañada del saludo mañanero.

Cuánto han cambiado las cosas. Ahora saludar parece ser un acto sospechoso. Mi derroche de sonrisa y de buena educación es tomado por los otros como una amenaza y si no, al menos como una acción vergonzosa. Me imagino que la señorita a la que saludé esta mañana en el trufi y no me ha devuelto el saludo, habrá pensado “¡qué le pasa… loco!”, y el caballero que llevaba al colegio a su niño y que solo asintió con la cabeza, se habrá dicho “¿Qué me querrá vender este inoportuno?”. Por eso, me imagino, los niños ya no saludan a sus mayores, como nos enseñaron nuestros padres, y todos nos miramos con sospecha.

Saludar es un acto de respeto por el otro. Lo reconocemos como persona, le hacemos saber que su presencia es sentida y valorada, le otorgamos además la dignidad de persona que nos merecemos todos. Por esto, nuestro saludo debe llegar a toda la gente, a los niños, los ancianos, los pobres, los ricos, a aquellos que tienen un cargo mayor que nosotros y a aquellos que están a nuestro servicio. La dignidad de persona la compartimos como humanidad, motivo por el que todos necesitamos ser reconocidos.

Una particularidad del saludo en español es que está expresado en plural. A diferencia de otras lenguas donde el saludo es singular como “buon giorno”, “bonjour”, “bom dia”, o “good morning”, en nuestro idioma se dice “buenoS díaS”. Algunos especialistas afirman que se trata de la abreviación de un saludo más largo que pudo haber sido “Buenos días nos dé Dios”. Con todo, muchos sostienen que el saludo en plural expresa el deseo de felicidad no solo en el día presente sino en todas las demás jornadas de la vida. Se trata, pues, de un buen augurio que pretende ser perdurable en el tiempo. Qué lindo es entonces decir ¡buenos días!, en plural.

Muchas personas saludan y dan la mano. En la antigüedad, cuando en los caminos se cruzaban los viajeros desconocidos, solían mostrar las palmas de sus manos para expresar que estaban en paz, que no tenían intención de dañar al otro. Luego se acercaban y se estrechaban las manos. Darse la mano, es entonces, un acto de buena voluntad, una acción que pretende entablar una relación amistosa. Es un acto de buena educación.

También el saludo viene acompañado de un beso, en nuestro medio este tipo de saludo se lo realiza con las mujeres. Saludar así expresa afecto o una relación muy cercana, por eso también algunos varones se saludan con la mano y con el beso, mi papá por ejemplo, siempre me saludaba con beso en la mejilla.

Enseñemos a nuestros niños a saludar como un acto de respeto para todos. En la casa no nos olvidemos de saludar, de ofrecer la mano y de dar un beso de afecto. Regalemos también una sonrisa y la verdadera intención de felicidad para siempre.