Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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OJO DE  VIDRIO

Serenidad y firmeza

Serenidad y firmeza
En nuestro país hay una contaminación política que lo envuelve todo: las conversaciones en el trabajo y en la casa, las manifestaciones, el humor, los memes. La política lo envuelve todo y pretende cercar a nuestra sociedad. No ocurre lo mismo con la actividad económica, que se ha democratizado y extendido horizontalmente a casi toda la sociedad. Hay una enorme mayoría de bolivianos inmersos en la iniciativa privada y a ellos les favorece tener estabilidad cambiaria y económica en un mercado que crece gracias a la apuesta por el consumo interno.

Los recursos naturales los administra el Estado, pero el modelo se basa sobre todo en la inversión privada, incluida la externa, que tiene múltiples garantías y por eso no se va. Y detrás de ellas hay una inversión pública fortalecida por la exportación de gas a cargo de YPFB, que este 2018 se verá fortalecida por un incremento de casi el 300 por ciento en la cotización internacional del petróleo, que favorece a los inversores privados porque genera demanda de sus productos.

Hasta aquí la realidad económica boliviana, según las estadísticas nacionales y de organismos internacionales que coinciden. Pero, algunos sectores de clase media insisten en que andamos tan mal en términos políticos, que hay que cambiar nuestra superestructura política e ideológica a cualquier costo. Insisten en compararnos con Cuba y Venezuela cuando sus economías son tan distintas, porque en Bolivia tenemos juego de cintura, no somos rígidos militantes del Estado ni del mercado. Como explicaba tantas veces Marcelo Zabalaga, cuando era presidente del Banco Central, allí se recrea una decena o más de escenarios posibles y se reacciona de acuerdo a ellos. Aquí la estabilidad económica se basa más bien en la iniciativa privada, es cierto que fortalecida por la inversión pública y por la administración de los recursos naturales por el Estado, pero este modelo no se da en Cuba ni en Venezuela.

Para colmo, hay un cuarto de conversión en la oposición al proceso de cambio. Ya no se confía en los líderes tradicionales, sino en los “movimientos ciudadanos”. ¿Qué líder tienen estos? No se sabe, como tampoco si tienen alternativa al modelo vigente. Entretanto, tenemos un proceso de cambio exitoso en términos económicos, que nos salvó de la crisis y es líder regional en el desarrollo. 

Esta es una apuesta al vacío, con principios políticos abstractos que no pueden envolver a una iniciativa privada pendiente del modelo económico. ¿Cambiarlo, para qué?