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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Las comadres actuales

Las comadres actuales
Según la cosmovisión andina estamos en “El tiempo de la mujer”, que comienza en el equinoccio de primavera terminando en el equinoccio de otoño, donde existe una simetría entre el día y la noche. En este tiempo comienza la humedad para que la tierra se alimente y dé frutos. En este tiempo de mucha lluvia, donde todo está en flor, existe una analogía entre la tierra y la mujer, y al carnaval se lo mira y se lo disfruta como la fiesta de la fertilidad, de la abundancia y de muchos frutos, donde la fertilidad se la vive por donde miremos. Por eso las mujeres festejan esta fiesta, se alegran y disfrutan de las bondades de la naturaleza al identificarse con la misma.

Uno de los acontecimientos importantes de esta celebración es la costumbre de festejar el Día de Comadres, fiesta muy antigua que nace en los mercados populares, espacio donde las vendedoras ejercen la función de cuidar y velar por los hijos de sus vecinas de puesto. Ellas son las co-madres que al mismo tiempo hacen bautizar y realizan el primer corte de cabello del niño o niña. En este espacio está presente la reciprocidad y correspondencia, principios de la cosmovisión andina, pues asumir la co-responsabilidad del cuidado y crianza de los hijos es algo muy natural, primero cuando están en el cajón de cartón, y a medida que pasa el tiempo este vínculo afectivo estará presente en todas las celebraciones rituales de iniciación o de paso.

Según Xavier Albó, “el compadrazgo estructuralmente es una institución que  impulsa la solidaridad social, tanto en su forma horizontal, al unir lazos en miembros de la misma clase social, como en su forma vertical al relacionar clases sociales diferentes”. Asimismo, las relaciones complementarias entre compadres o comadres resuelven las contradicciones creadas por las relaciones de parentesco. El compadrazgo, como parentesco ritual, produce efectos sobre el sistema político de parentesco y, por otra parte, se asume que la personalidad de los padrinos influirá en la personalidad del ahijado. Se dice que en los Andes no hay amigos, pero sí compadres, al ser un acto de integración interfamiliar y estabilidad social, que promueve la ayuda mutua entre los miembros de dichas sociedades.

Con los cambios e innovaciones que sucede en cualquier proceso cultural, esta celebración toma fuerza en las ciudades en todos los ámbitos con un sentido muy diferente del original. Las mujeres, de todas las edades, se sienten felices y festejan un día especial como comadres, muchas veces sin conocer la importancia simbólica de esta palabra en particular y de la fiesta en general. La idea es pasarla muy bien y disfrazarse de gatúbelas, de vampiresas o hacer grabar en la polera del grupo algo así como “las comadres no quieren marido”.

No se puede negar que esta celebración, donde se recordaban vínculos rituales de importancia para el bienestar de los ahijados, se torna una fiesta totalmente innovada, la misma que da lugar a la formación de un nuevo hábito, que se lo acepta socialmente y pese a todo se está integrando como parte de un cambio cultural que en ocasiones es incómodo y muchas veces no es genuino. Este cambio cultural es adaptativo, progresivo y es inevitable. Esperemos que las consecuencias no sean negativas.