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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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FORO

Usted es la culpable

Usted es la culpable
Dos personas confiesan asesinatos: Daniel Ludueña dijo haber violado y ahorcado a Abril Sosa, de cuatro años, en el barrio General Bustos, de Córdoba. De él se sabe que era amigo de los padres de la niña y poco más. Los medios gráficos y digitales ponen su foto, pixelada, lo sitúan todo el tiempo como “presunto asesino” y aclaran que una declaración policial no tiene validez legal. En varios medios lo nombran con las iniciales. Hasta ahí, todo dentro de la presunción de inocencia, una garantía constitucional que –según parece– dentro de las reglas del patriarcado solo aplica para los hombres. 

De Nahir Galarza se conoce “todo”: su edad, su cara, su diario íntimo, que intercambió 104.000 mensajes de WhatsApp en un año con quien fue su novio, Fernando Pastorizzo, al que –según ella misma dijo– mató. Se conoce el contenido exacto de sus tres declaraciones (una como testigo y dos como imputada).

Los medios de comunicación están exponiendo a Nahir a la vindicta pública, ella ya es la mujer asesina que ¿permite? equilibrar tantos reclamos de Ni Una menos para demostrar que las mujeres también son violentas, aquello que todos los discursos restauradores quieren subrayar para instalar que el patriarcado no existe y el feminismo es una “ideología” maligna. Esa avanzada conservadora necesitaba que apareciera un asesinato como el de Nahir. Tanto, que rápidamente el “caso” tomó su nombre. Hay que repetirlo, que no se olvide que se trata de ella. 

En el mismo verano que la imagen de Nahir se repite incansablemente, como en un espejo deformante, a Mayra Sidra, la mamá de Abril, la misma fiscal de la causa, Claudia Palacios, la puso en bandeja para que opere esa gran herramienta del patriarcado: el mandato de maternidad. La funcionaria judicial habló de una venganza narco, cuando aún buscaban a la niña. Ese cóctel, junto con el supuesto “descuido” de la mamá, que no cumplió con sus “deberes”, la convierte a ella en la responsable       –¿indirecta?– del crimen.

Basta darse una vuelta por el muro de Facebook de Mayra para saber que ya fue declarada culpable, sin juicio previo. Porque, claro, cuando no se puede culpar a la propia víctima (era un “angelito” de 4 años), la responsabilidad hay que trasladarla a una mujer.  Como (indigesta) muestra, basta un botón: una tal Cecilia Estévez le escribe a Mayra –que acaba de sufrir la pérdida de su hija– “Matate hija de puta si tenés dignidad! Ahí tenés el resultado de tu negligencia! Lo recibías en tu casa! Matate mala madre!” Son cientos de insultos y al leerlos parece que a la nena la hubiera matado la madre. Del feminicida, claro, se habla menos. Básicamente porque no es una mujer. 

Al mismo tiempo que mató a Pastorizzo, Nahír abrió la jaula para que salieran los detractores de la “ideología de género” a hablar del “autoritarismo” del “feminismo”. Este suplemento ya se ha ocupado de Agustín Laje, y lamenta tener que volver a hacerlo. Este hombre anda por el mundo dando conferencias sobre la “dictadura internacional” de los organismos multilaterales que protegen los derechos humanos. No es una posición aislada, y mucho menos inocente: es parte de una ofensiva de distintas organizaciones del mundo vinculadas con las iglesias para horadar las conquistas de las mujeres y las organizaciones de la diversidad sexual. Restaurar la familia nuclear como base de la sociedad es su objetivo, entre otros, y para eso necesitan reforzar esa malla invisible llamada patriarcado.