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  • Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
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SENTIDO COMÚN

La medicina y el cuidado de la vida

La medicina y el cuidado de la vida
Un feliz encuentro con el doctor y amigo Guillermo Cardozo, autor del libro Yatrogenia Cultural, nos permite reflexionar sobre los movimientos generados en los últimos tiempos por los médicos y la forma como se ejerce la medicina en nuestro país. El resultado de este diálogo es el presente artículo.

Nuestra Constitución Política del Estado tiene un peso significativo en el tema de derechos. Con relación a la salud, la Ley Madre se orienta a cuidar la Vida de los seres humanos y de la madre Tierra y al acceso gratuito a los servicios.

No cabe duda que la legislación es un avance importante; sin embargo, más allá de las normas, existen problemas profundos en su aplicación. Las instituciones tienen diseños y redes, basados en racionalidades occidentales, que no toma en cuenta la cosmovisión y necesidades de las poblaciones mayoritarias y originarias de esta parte del mundo. Asimismo, las instancias de salud funcionan bajo modalidades elitistas y se organizan sin priorizar el cuidado y la protección de la vida en su real magnitud, pues prima la necesidad de lucro y un intercambio desigual frente a la dolencia de las personas.

La práctica de la medicina “formal, basada en la “consulta”, no ha logrado recrear las formas de relacionamiento con las personas, se continúa con prácticas señoriales, que preservan un estatus aristocrático, al que varios pacientes guardan reverencia por necesidad. Por otro lado, los avances de la tecnología han permitido progresos novedosos, pero para beneficio de pocos, pues la mayoría no tiene acceso a esos servicios, por la imposibilidad de cubrir los costos; no obstante que la población históricamente ha aportado de diversas formas para la formación de los médicos.

El poder simbólico establecido por los profesionales de la medicina ha logrado construir un imaginario, para negar y descalificar a quienes deberían servir, se dirigen a la gente con frases como “debemos abrir los ojos del pueblo ignorante”, o “ellos no entienden, no saben leer”, expresiones peyorativas que ratifican un modo de percibir al otro. Esta actitud se reproduce cotidianamente en la consulta profesional y ahora de manera similar en las calles. Pero también, es necesario mostrar que muchas personas se expresan con: “yo apoyo a mi médico”, yo, su paciente, lo que identifica una relación asimétrica y dependiente.

Por estas y otras razones, los médicos deben actuar desde sus prácticas, con respeto, y principios éticos, con un compromiso con el cuidado de la vida y la salud. Deben cambiar la tradicional forma de hacer medicina, tomando en cuenta que la práctica médica institucional es una alternativa más, frente a otras, donde se deben incluir otros saberes y relaciones interculturales de equilibrio, escuchando a quienes son la razón de la existencia y de la formación profesional. En nuestras culturas, los y las que curan son parte de sistemas de vida y de un entorno integral, donde el ser humano es la pieza de equilibrio con el todo. Necesitamos identificar y construir esos “sistemas de vida” para que respondan a cada contexto sociocultural, donde la ciencia ocupe un lugar como un componente más de ese entorno, solidario, cálido y técnicamente bien dotado para el bienestar de todos.

Las coyunturas, sociales y políticas del país son las posibilidades que actualmente marcan las diferencias frente a lo que fue hace algún tiempo, un país vacío de contenido propio.