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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 18:29

UN POCO DE SAL

¿La Navidad es una buena noticia?

¿La Navidad es una buena noticia?
Navidad ya no es para los cristianos una buena noticia, es una fiesta con mucho consumo. Es la gran fiesta del dios mercado; y aunque se llenan todavía los templos para este día, más se llenan los supermercados.

Y si no es buena noticia para los creyentes, menos lo es para los que no lo son y menos para los no cristianos. Sin embargo, quisiera hablar de la novedad de la Navidad, aunque sea más allá de la fe religiosa.

Jesús de Nazaret fue más allá de la fe religiosa de su tiempo. Fueron los religiosos de entonces, los sacerdotes, el sumo sacerdote y los grupos piadosos como eran los saduceos y los fariseos, quienes lo condenaron a muerte. Luego, la Iglesia aliada del Imperio romano, más preocupada en la definición de dogmas y de otros intereses menos dignos, fue dejando en el olvido su novedad, su mensaje liberador como buena noticia para los pobres.

De la Navidad no nos pudo hablar Jesús, la que sí nos habla es su madre. Es solo por la fe católica que creemos en su virginidad, lo que se ha convertido en muro de separación entre cristianos y en una exaltación hasta divinizar a María, como una diosa, como madre de Dios y Virgen, con el fin de pedirle favores, pero no para conocer su vida y su buena noticia.

Sin embargo, nuestra María de la Navidad es buena noticia, pues ella se pone del lado las mujeres humilladas, como ella lo fue por sus contemporáneos, para quienes no fue más que una madre soltera y, para algunos, violada por algún soldado romano desconocido, como ocurría frecuentemente. José, su prometido, después de serias dudas la recibió con amor como esposa, cuando supo de su sufrimiento y de su verdad.

María, esperando a Jesús en su visita a su prima también embarazada, le dice que está muy alegre porque Dios ha mirado su humillación, y que su misericordia llegará a todas las generaciones (sobre todo a las generaciones de mujeres violadas, prostituidas, abandonadas, maltratadas y postergadas, aun por los que se dicen guardianes de la religión). Y añade además que “Dios derriba a los soberbios y a los poderosos de sus tronos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos” (Lucas 1, 50-51).

Esta es su buena noticia para los pobres y sobre todo para todas las mujeres.