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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:43

Polémica por los selfies de la policía brasileña con un narco tras su detención

Polémica por los selfies de la policía brasileña con un narco tras su detención

La policía brasileña capturó al narcotraficante más buscado de la ciudad, el golpe más duro de este año contra el crimen organizado, pero lo que más llamó la atención no fue la detención, sino las fotos de los agentes sacándose “selfies” con el bandido, que también posó sonriendo para las imágenes que se volvieron virales en las redes sociales, mientras sus verdugos, celebraban.
Rogerio Avelino da Silva, aliás Rogerio 157, es considerado como el líder de la ola de violencia que está obligando a los habitantes de la ciudad a permanecer en sus casas y perjudicando incluso su vida nocturna. El aliás de Rogerio es el número atribuído al artículo 157 del código penal brasileño, que corresponde a asaltos violentos.
El narco fue capturado en la favela Arará, en la zona norte de Río, en una operación de inteligencia entre la policía y las Fuerzas Armadas, en una operación que contó con 3.000 efectivos.
Las alegres “selfies” de los agentes con armas en mano al lado de un narcotraficante con la cabeza a premio, por cuya captura se ofrecía una recompensa de unos quince mil euros, fue portada de los principales diarios brasileños, que criticaban la iniciativa inusitada de los policías.
Las fotos, publicadas en las redes sociales de los agentes, muestran a Rogerio sentado en medio de los efectivos, uno de ellos, el propio jefe de la operación, el comisario Gabriel Ferrando, se apoya en el hombro del narco, como si se tratase de una foto entre amigos. En otra, una risueña policía posa al lado del bandido, esposado y sonriéndole a la cámara.
“Es un asunto que estamos corrigiendo. Realmente no lo apruebo, pero fue un momento de explosión”, explicó en entrevista a G1 el comisario Ferrando, sin informar cuál será la sanción para los autores de las imágenes y sus retratados.
El propio Ferrando se sacó una selfie con Rogerio, minutos después de la prisión, en que el narcotraficante aparece sentado en el asiento trasero del coche policial. En Brasil es común que las operaciones sean seguidas, fotografiadas y filmadas por camarógrafos de la propia policía, como una medida de seguridad y de registro de la acción, pero selfies o otras fotos que no tengan esa finalidad documental pueden ser sancionadas. La fiscalía de la policía civil abrió una investigación para analizar la conducta de los policías involucrados.
Pese al tamaño de la operación y a estar cercado por guardaespaldas, que huyeron poco antes, Rogerio 157 no resistió a la presión y se entregó, con la misma tranquilidad en que aparece en las fotos, en una casa de la favela. La policía cercó los cerros Mangueira, Tuiuti y Arara Mandela para evitar que huyese.

Líder de una guerra

El delincuente, que cumplirá 36 años en la navidad, era considerado el jefe del narcotráfico en la Rocinha, la principal favela de la ciudad, donde hace poco más de un mes falleció la turista andaluza María Esperanza Jimenez Ruíz. Rocinha es además de la favela más extensa, la más cercana a los barrios más ricos de Río.
El área, que es normalmente tranquila y turística, enfrentó una guerra de bandos de narcotraficantes entre septiembre y noviembre. La guerra agudizó la crisis vivida en la ciudad de Río, en bancarrota desde el fin de los Juegos Olímpicos, por problemas de corrupción, que ha llevado a la prisión a algunos de sus principales dirigentes, como el exgobernador, Sergio Cabral.
La larga ficha de Rogerio incluye además de narcotráfico, blanqueo de fondos, extorsión y homicidio. El bandido, vinculado a las principales facciones criminales de Brasil, participó de la toma de 35 rehenes en el hotel Intercontinental de la ciudad, en 2010.