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Iluminada literatura nacional

Iluminada literatura nacional
“Iluminación” (Editorial El Cuervo) es el más reciente libro de cuentos del escritor Sebastián Antezana Quiroga (1982), y viene a coronar una extraordinaria temporada de la narrativa nacional. Sobre este, el tercero del autor, el expresidente Carlos Mesa ha señalado: “Obra mayor de la literatura boliviana”. Por supuesto, tal elogio se ratificará solo con el devenir de los años o décadas, pero quienes la han leído no dejan de valorar su calidad.

“Un hombre que sufre una llaga que jamás cierra, un ‘bicho’ cuya identidad de animal es tan informe como un trauma infantil, el porno como una sincera, acaso la más sincera, expresión de amor y un primer amor como una estela de hedor y mugre, las voces inteligentes de animales de escritores que, fieles a su naturaleza de ‘ánimas’, cuentan otra biografía de sus amos, quizás la verdadera, esa donde la civilización por fin se hace polvo y niebla. Todo ese temblor está aquí, en este libro hermoso y carnal como una herida fresca, en estos siete cuentos que advienen fulminantes sobre nuestras conciencias y nos recuerdan o confirman el gran escritor que es Sebastián Antezana”, ha dicho por ejemplo sobre “Iluminación”, la literata Giovanna Rivero.

Mañana, nuestro suplemento cultural Ramona presenta una entrevista con Antezana (nacido en México, de padres bolivianos). En partes salientes de ese material, el también autor de “La toma del manuscrito” (X Premio Nacional de Novela) y del libro de relatos “El amor según” (El Cuervo, 2011 - Sudaquia, 2014), sostiene sobre su nueva creación: “Por lo general trato de no usar mis cuentos como manifiesto sobre el presente. Pero sí creo que hay instancias de lo real que, en literatura, se develan como un juego descarnado, a veces dañino, a veces desbalanceado o idiota. La ficción es una de las formas más radicales de jugar el juego de lo real, y lo real puede ser un terreno que no ofrece salidas frente a su propia dinámica avasalladora –eso, sobre todo, si pensamos a la literatura como representación del sistema sociopolítico en que estamos insertos–. Pero, afortunadamente, la literatura es eso y también mucho más”.

Ahora bien, como señalábamos en principio, la nueva muestra de calidad literaria de Antezana llega en unos años en los que Magela Baudoin ganó el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez y Liliana Colanzi acaba de ser finalista, cuando Gonzalo Lema ha obtenido el Premio Internacional de Novela Negra LH Confidencial, en un periodo en el que Edmundo Paz Soldán y Gabriel Chávez Casazola siguen cosechando elogios en el exterior, como Giovanna Rivero (al grado de que quieren adaptar una de sus novelas al cine) y al igual que Rodrigo Hasbún, cuyo trabajo es traducido a otros idiomas, destacándose igualmente literatos como Maximiliano Barrientos y Rodrigo Urquiola, por hacer una lista de los más visibles. Se trata de una pléyade de autores meritorios no solo por su gran estética y contenido, sino por las condiciones en las que trabajan, pues, como dice Antezana, el boliviano es un “campo literario, por otra parte, chiquito, desconocido, elitista y económicamente insostenible”. En tal escenario, es loable además la labor de una editorial, El Cuervo, que a la cabeza de Fernando Barrientos aglutina a buena parte de los escritores, teniendo de igual modo en su colección a autores extranjeros muy en boga en nuestro idioma.

Celebramos, pues, este espontáneo movimiento literario surgido en base a esfuerzos individuales. Paralelamente, criticamos de nuevo la escasa atención que recibe no solo por parte del Estado, sino de los privados, entre ellos los propios medios de comunicación. Y es que, a la par que surgen notables creadores en todo orden, se van recortando o directamente desaparecen los espacios de difusión cultural, entre ellos los suplementos culturales en los diarios, lo que, paradójicamente, hace pensar que cada vez más se hacen periódicos para gente que no lee.