Distribuidos en mesas circulares alrededor del salón, un grupo de estudiantes jóvenes con discapacidad visual entregaron sus sentidos a la inspiración creadora, para componer versos en el primer concurso de poesía destinado a este grupo.

Los jóvenes con discapacidad visual participaron con entusiasmo en el evento, escribiendo con tinta, en el caso de estudiantes con baja visión, y en braile en el caso de estudiantes ciegos.

La inclusión social de las personas con discapacidad fue un tema del que hablaron mucho, como un anhelo, como una lucha, como un deseo de un mejor mañana.

“Mi poema será sobre la inclusión”, señaló antes del concurso María Arando, estudiante con baja visión que escribió sus versos con tinta, guiada por ese anhelo de una sociedad que la tome en cuenta.

Juan Antonio Carrasco Gil, joven no vidente, considera positivos los pasos graduales que se dan en cuanto a la inclusión de su sector, aunque reconoce que aún hay que educar a la sociedad. “Vamos avanzado de a poco, no se puede cambiar la mentalidad de la población de golpe. Paso a paso construimos un mejor mañana”, señaló mientras manipulaba una tabilla cuadriculada y un punzón, sus herramientas de escritura.

Por su parte, Eugenia Muriel considera que el concurso de poesía que se realizó, además de potenciar y desarrollar las competencias de los interesados, ayuda a que la sociedad conozca los talentos y potencialidades de este grupo.

“Me parece un concurso buenísimo, pienso que este tipo de actividades se deberían realizar todos los años. Caería bien en las fechas dedicadas a las personas con discapacidad, que es donde podemos estar con más notoriedad. Para mí es un buen inicio, y yo creo que vamos muy bien en el tema de la inclusión”, señaló.

Carrasco y Muriel también explicaron que el braile es un sistema de lectoescritura con seis puntos, tres filas y dos columnas, con cada combinación de puntos puedes formar letras, signos y números.

“Para separar los versos y las estrofas tienes que dejar un espacio entre líneas y poner un punto o lago que marque la separación, señaló Carrasco, indicando las formas características de la escritura poética.

Muriel señaló que, a pesar de su discapacidad, la lectura es su pasión, “leo todo lo que llegue a las manos”, señaló.

Esta primera versión del concurso se desarrolló con dos centros de educación especial y cuatro unidades educativas del sistema regular. La convocatoria se lanzó en dos categorías, una para estudiantes de primaria, que exigía la escritura mínima de dos estrofas, y la otra para secundaria, cuyo mínimo de escritura era de ocho estrofas.

“El objetivo central es consolidar la escritura del braile. A pedido de los maestros, también se tomó en cuenta a los estudiantes con baja visión, ellos escribieron en tinta”, señaló Mirtha Sejas, técnica de Educación Especial de la Dirección Departamental de Educación.