Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 19:01

Alertas policiales imprescindibles

Información<BR>La población necesita estar informada y qué mejor que sea la propia Policía la que difunda mensajes dando a conocer este tipo de hechos para que más personas no sean estafadas.<BR>
Alertas policiales imprescindibles
Cualquier alerta que prevenga riesgo de estafa u otro hecho de índole delincuencial es altamente útil para el ciudadano, porque así evitará ser víctima de los dueños de lo ajeno.

Sin embargo, estas alertas son mínimas, o por lo menos así se lo advierte en el último tiempo, cuando cada vez más personas son víctimas de estafas electrónicas.

Si bien es cierto que la Policía ha desplegado una campaña, aunque pequeña, sobre la trata de personas y el uso de las redes sociales por parte de los delincuentes, lamentablemente no lo ha hecho con una nueva modalidad de estafa electrónica.

La Policía debería ser la primera en alertar sobre este tipo de situaciones, antes de que más personas sean víctimas de hábiles estafadores, que ahora se hacen pasar por un familiar que ha viajado y que requiere ayuda de otro pariente para que recupere su maleta, previo al pago de un determinado monto de dinero.

Ayer, OPINIÓN publicó dos casos de personas que casi caen en el cuento de los estafadores. Uno de ellos se trataba de una muchacha que viajó a Brasil desde Cochabamba y la víctima fue uno de sus amigos, a quien le dijeron que las maletas de su compañera estaban en la Aduana y que, para desaduanizarlas, debía depositar más de mil bolivianos.

El joven dudó, pero los estafadores insistieron advirtiéndole que su amiga estaba llorando porque su equipaje estaba a punto de ser abierto y al interior, presuntamente, habían paquetes de drogas y más de 15 mil dólares.

La joven afortunadamente se enteró de que los delincuentes estaban intentado estafar a su amigo, e inmediatamente se movilizó desde el país donde estaba (Brasil), presentó una denuncia y su amigo hizo lo mismo en Bolivia. Solo así evitaron ser víctimas de los delincuentes, que en otro caso intentaron hacer lo mismo con otra joven que viajó a México y a cuyos parientes les exigieron depositar 900 bolivianos en una cuenta de Tigo Money.

“No dudamos ni por un momento de que ella estaba en apuros”, dijo uno de los testigos del hecho. Si bien, los estafadores solo se contactaron con una prima de la víctima, toda la familia en Cochabamba se movilizó, no solo para saber su situación, sino para encontrar dónde hacer el depósito. Curiosamente, los dueños de lo ajeno también exigían que se realice un depósito en Tigo Money.

Contradicciones que cometieron los antisociales permitieron que los familiares de la joven se dieran cuenta de que se trataba de una estafa, y suspendieron el depósito.

Ambos casos se reportaron en Cochabamba, donde no se sabe exactamente cuántos hechos delictivos de este tipo se registran.

El domingo, el diario paceño Página Siete reportó que, en la última semana, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz recibió siete denuncias de víctimas con el cuento del “pariente varado”.

En su edición, también contaba casos parecidos a los de Cochabamba y cuyos montos de exigencia de depósitos fluctuaban entre 500 y 1.000 dólares.

Al parecer, esta forma de operar de los delincuentes se está haciendo cada vez más común, y ante ello la Policía debería utilizar todos los medios que tiene a su alcance, incluidas las redes sociales, para alertar a la población.

La gente necesita estar informada y qué mejor que sea la propia Policía Nacional que difunda mensajes dando a conocer este tipo de hechos, para que más personas no sean estafadas.

La Policía podría argumentar que no tiene los recursos suficientes para hacer campañas sostenibles, pero existen medios a su alcance para que sí lo hagan.

Por ejemplo, tiene una cuenta en Facebook que usa para difundir sus capacitaciones, ferias y otras actividades, cuando bien podría también utilizar este espacio para alertar sobre las nuevas formas de estafas, robos y otro tipo de delitos que están adoptando los delincuentes para apropiarse de lo ajeno.