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La huella imborrable de Johnny Herrera

La huella imborrable de Johnny Herrera
La inesperada partida de Johnny Ángel Herrera Acebey nos dejó un vacío que agrieta el corazón. Como parte del homenaje póstumo, el estandarte de la Universidad Católica lleva un crespón negro. Las jornadas que duró el velatorio, colocamos esta tricolor de luto en el salón de la Casa de Funerales La Concordia, donde dimos el último adiós a este entrañable amigo.

Johnny nació hace 56 años en el hogar conformado por Valeriano Herrera y Alicia Acebey, ambos ya fallecidos. Con él fueron ocho hermanos: cuatro varones y cuatro mujeres. Su formación básica la cursó en el colegio Instituto Americano.

Una de las facetas más remotas de su infancia ya dejaba vislumbrar su futura profesión. Él mismo le confesó años más tarde a Sdenka, su querida hija, que, de niño, una tarde se dio a la tarea de desarmar una radio que recibió de obsequio, para luego reconstruirla con mayor potencia y amplificación.

Johnny Herrera se graduó como ingeniero en Sistemas de Computación en el Instituto Politécnico Lenin de Moscú, en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en la primera parte de la década de los 80. En 1988, obtuvo su maestría en esta misma área de estudios en Ucrania.

Desde entonces forjó la amistad de otros profesionales bolivianos, como Erik Peredo, quien recuerda con nitidez algunos pasajes del docente consagrado con dedicación y cariño a los estudiantes de la Facultad de Tecnología en la UMSS. “Siempre escuchaba a sus alumnos. No tenía la premura de acabar rápido e irse. Como profesional, reservaba el espacio necesario para escuchar al amigo con una actitud positiva”, rememora Erik.

El talentoso ingeniero se vinculó con particular empeño a la vida académica. En 1995, ocupó el cargo de Jefe del Departamento de Informática en la Universidad Mayor de San Simón. Y desde 1999 formó parte de la UCB; primero como docente a tiempo completo. Desde marzo de 2007, ejerció las funciones de Director de la Carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones y, desde el 2011 a la fecha, dirigió Ingeniería de Sistemas. En julio de 2015, fue designado, por Resolución de Junta Directiva de la UCB, como Director del Departamento Académico de Ingenierías y Ciencias Exactas.

El 7 de abril de este año estará grabado por siempre en la historia de Ingeniería de Sistemas de la UCB, pues cerca a mediodía de ese viernes, la Comisión de pares evaluadores externos del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) recomendó la acreditación de la carrera con una excelente ponderación. Nunca vi tan emocionado a Johnny: expresaba la viva imagen del justo reconocimiento al trabajo honesto y a la misión cumplida. La docente a tiempo completo Yanina Galaburda lo recuerda como “una persona de amistad incondicional. Nunca lo vi enojado. Era muy comprensible con cualquier problema y siempre procuraba prestar su apoyo a todos”.

Herrera estaba felizmente casado con Wilma Buzolic, fruto de cuyo amor compartían los logros de su única hija, quien recientemente se graduó de la carrera de Medicina.

Parece un mal sueño. Así lo dicen muchos de sus exitosos pupilos que radican en el exterior. Pero desde hace diez días, como fue nombrado por sus papás, Johnny es un ángel más entre los buenos hombres que partieron a la Casa del Padre. Hasta pronto, querido amigo…