El escritor paceño Adolfo Cárdenas, autor de la novela “Periférica Boulevard”, un referente de la narrativa boliviana de los últimos años, llegó a la ciudad de Cochabamba para presentar su último libro de cuentos “Vidas y marginarias”, en el marco de la recientemente concluida XI Feria Internacional del Libro.

Cárdenas, con una amabilidad que a ratos parece contradecir con su naturaleza crítica y aguda, recibió a OPINIÓN en el hall de su hotel para conversar un poco sobre sus libros.

P. Aprovechando que el libro fue presentado hace poco, háblanos de “Vidas y marginarias”

R. Bueno, es un librito misceláneo, son cuentos que escrito en diversos momentos a lo largo de varios años, pero que tomó unos ocho meses pulir hasta tener la versión final. El afán de publicar el libro fue como un intento de cumplir un compromiso verbal con Marcel (Ramírez, director de Editorial 3600), por haber anunciado hace tiempo una novela que hasta ahora no llega a su conclusión. El proyecto es un poco complicadito, y es incluso previo a “Periférica Boulevard” (publicada en 2004).

P. ¿Y el estilo? ¿Es similar al de “Periférica”? ¿Se mantiene el margen y lo grotesco?

R. Hay uno de los textos titulado “Apuntes para una biografía de Viscarrowski”, que más o menos intenta imitar el estilo de narrar de Viscarra, entonces más o menos está en ese formato, con mucha jerga de por medio. El resto de los cuentos tiene formas más tradicionales, sobre todo uno que toma el tema de la Guerra del Chaco, tema que me apasiona. Tengo el proyecto de juntar unos cuentos sobre la Guerra y armar un libro que haga un homenaje a Augusto Céspedes y su brillante libro “Sangre de mestizos”.

P. ¿El margen sigue siendo tema del libro?

R. De alguna manera son personajes marginales, ubicados en distintos estratos de la sociedad, pero siempre en el término de periféricos.

P. ¿Qué sientes de “Periférica Blvd.” tras el éxito alcanzado por la novela en estos más de diez años?

R. Ya me está aburriendo un poco. Creo que el argumento, el tema y el mismo lenguaje ya se han superado. Obviamente no deja de satisfacerme que sea una novelita tan popular. En algún momento, algunas personas habían pensado en la posibilidad de la película, pero siento que el manejo del grotesco (social, corriente estética de la literatura boliviana en los años ochenta) es una cosa muy delicada, entonces cuando intentas elaborar grotesco sobre grotesco, ya no hay un cierto sentimiento estético de por medio, sino que se vuelve apabullante, es como ver el teatro popular de estilo nacional, que trabajan demasiado lo grotesco y siento que esta es una condición estética que debe trabajarse con mucho cuidado. Entonces, más o menos por eso me descontento con algunas cositas. El cómic, por ejemplo, no me gusta mucho. Las puestas en el teatro, que hubo un par, tampoco. Pero bueno, ahí están.