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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Quillacollo necesita un hospital de tercer nivel y agua potable

Quillacollo necesita un hospital de tercer nivel y agua potable



Un hospital de tercer nivel y una nueva red de agua potable son las principales necesidades de la población quillacolleña, a estas se suman las demanda de más unidades educativas, la conclusión del estadio y otras obras de infraestructura para las que, por su magnitud, se requiere la concurrencia del Gobierno central.

El alcalde suplente temporal de Quillacollo, Zacarías Jayta, asegura que se están haciendo las gestiones para encaminar esos proyectos y garantizar los recursos. “En el tema de salud, estamos coordinando con la Gobernación para la transferencia de terrenos de San Ignacio de Loyola, para que se pueda construir un hospital de segundo nivel, con proyección a tercer nivel. Para eso necesitamos la participación del Gobierno central, por el tema de competencias y recursos”, indica Jayta.

Este mes, por su aniversario, el municipio recibirá cuatro obras ejecutadas con recurso propios: La Ciudadela del Adulto Mayor, el Centro de Acogida del Niño, Niña y Adolescentes, la escuela Villa Moderna y un complejo deportivo con canchas de raqueta.

Jayta reconoce que las necesidades de Quillacollo son mayores. “Estamos impulsado el nuevo mercado, tenemos que avanzar en el plan maestro de desarrollo y la red de distribución de agua de Misicuni, para llegar a todos los distritos con agua potable. En ese tema estamos trabajando con el Ministerio de Medio Ambiente y Agua”, afirma.

Otro proyecto postergado es el de la conclusión del estadio de Quillacollo. “Estamos retomando esta obra, para apoyar a nuestro equipo Bata que está por volver a la Liga de fútbol”, responde Zacarías Jayta.

POSTERGACIÓN El alcalde suspendido de Quillacollo, Eduardo Mérida, afirma que Quillacollo es un municipio “postergado y abandonado” por el Gobierno central.

“Lo que más necesitamos es agua, porque no obstante que Misicuni se nutre de nuestras lagunas y está en nuestra jurisdicción, el Gobierno se ha portado muy mal con nosotros. No tenemos hasta el día de hoy financiamiento para la construcción de los ductos que deben traer agua a los distritos”, indica.

Cochabamba y Sacaba recibieron 22 y 21 millones de dólares, respectivamente, para la distribución de agua de Misicuni, pero Quillacollo nada, sostiene.

“Tenemos una plaza Bolívar caótica que necesita un paso a desnivel, se requiere un nuevo mercado y en el tema de seguridad ciudadana se requieren proyectos urgentes, pero nos han dejado solos”, complementa Mérida.

El presupuesto de Quillacollo llega a los 370 millones de bolivianos aproximadamente. “Eso alcanza apenas para educación, salud, deporte y las organizaciones territoriales de base. La Alcaldía destina casi 70 millones, de eso, a la subvención de agua, energía eléctrica y el recojo de basura”.

El Municipio tiene un millón de bolivianos del IDH (Impuesto Directo a los Hidrocarburos). “Eso no nos permite implementar proyectos de seguridad ciudadana”, dice.

Mérida considera que los datos del INE no están acordes a la realidad y que la población quillacolleña triplica los 168 mil.

Con todas estas necesidades de políticas y obras de desarrollo, y cautiva de una la larga pugna política, Quillacollo celebra hoy su 113 aniversario, esperando el impulso que se merece.