Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 11:53

Merlinadas

En el siglo VI a.C., en la Grecia Antigua se acuñó el concepto de “paidea” como el lugar donde los niños tendrán una transmisión de valores (saber ser) y saberes técnicos (saber hacer) inherente a la sociedad. En esencia, el inicio del concepto de aula / colegio. Su gran impulsor fue Isócrates, quien sugirió que los estudiantes sean formados en gimnasia, gramática, retórica, matemáticas, poesía y, por supuesto, filosofía. 2500 años después estamos aquí hablando exactamente del mismo tema pero con nuevos escenarios, nuevas tecnologías y nuevos desafíos. Al respecto, escucho bastante la frase de “no hay una escuela para padres” y sobre el tremendo reto de educar en el siglo XXI. ¿Habrá sido muy distinto en la Atenas presocrática? Probablemente no. Y justamente de eso se trata Merlí, una fascinante serie de TV catalana que la puedes encontrar en Netflix y que dibuja, de una manera muy honesta y frontal, el reto de educar en tiempos actuales.

Merlí es un profesor de filosofía recién contratado en un instituto público como reemplazo y que, desde su primera clase, presenta una particular forma de enseñar, confrontando a los estudiantes con sus miedos, temores, dudas y por supuesto, rompiendo el esquema de una educación tradicional, vertical y fuertemente estructurada por el sistema. Merlí refleja sin tapujos, lo que sucede al interior de un colegio de Barcelona, que bien puede ser Cochabamba, Buenos Aires o Nueva York. Estudiantes altamente tecnologizados que son arrojados al mundo con poco o nada de protección emocional donde descubren, con dolor y lágrimas, sobre la amistad, el trabajo en equipo, el amor, el crecer en una sociedad materialista donde las preguntas importantes no tienen que ver con el sentido de la vida, sino con su valor monetario.

En un principio, se me ocurrió que esta serie era una buena sugerencia para los estudiantes de colegio, pero no. Creo que es para ustedes que son padres de familia o profesores de colegio o universidad. Porque de alguna manera, revela situaciones a las que no tienen acceso: a lo que hacen sus hijos/estudiantes cuando están en situaciones de conflicto. Educar hoy no es fácil, no es una fórmula, no es una sesión de una tarde y ya, todo se arregló. Es un proceso complejo que toma su tiempo y cada quien lo internaliza a su manera.

En ese sentido, Merlí toca fibras delicadas en el interior de cada espectador, porque ya seas estudiante, padre o profesor hay un objetivo común: queremos que la próxima generación salga al mundo mejor que la de ahora.

Siéntate a verla. Descubrirás como el verdadero cambio no sucede en la calles, no con una marcha ni menos con una sucesión de memes en Facebook, sino que sucede dentro de un aula, en la mente y en el corazón de los jóvenes de hoy.