Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:24

EL CINEASTA BOLIVIANO JUAN CARLOS VALDIVIA CONVERSÓ CON OPINIÓN SOBRE EL PROCESO DE FILMACIÓN DE SU ÚLTIMA CINTA, “SOREN”, QUE AHORA ENTRA EN POSTPRODUCCIÓN.

“Los bolivianos estamos aprendiendo a disfrutar”

“Los bolivianos estamos aprendiendo a disfrutar”





El director boliviano de cine Juan Carlos Valdivia anunció la semana pasada que el proceso de filmación de su más reciente trabajo, “Soren”, había concluido. Desde noviembre de 2017, cuando comenzó el trabajo, la palindromista mexicana Merlina Acevedo, directora de fotografía fija de la película, fue subiendo constantemente, a su cuenta de Twitter, tomas de los distintos espacios geográficos en los que la película estaba siendo filmada, generando expectativa entre sus seguidores y difundiendo los paisajes bolivianos.

Aprovechando el anuncio del fin de rodaje, OPINIÓN conversó con el director de la película que plantea una nueva manera de entender a Bolivia.

P. ¿Puede realizar una evaluación del trabajo realizado hasta ahora?

R. Hemos trabajado durante dos meses en la filmación, desde principios de noviembre hasta la semana pasada, y hemos filmado en diferentes partes de Bolivia, la ciudad de La Paz una gran parte, en el parque Madidi, Rurrenabaque, Chapare, Santa Cruz y Uyuni. Hemos trabajado con mucho talento joven, que yo he buscado durante mucho tiempo. Además de tener valores internacionales, contamos con un actor francés que interpreta al personaje de Soren, y el director de fotografía y la directora de fotografía fija llegaron de México. También hemos hecho un taller llamado “Ojo de pez”, para formar nuevos talentos que se han integrado al equipo de producción de la película. Hemos tenido un equipo muy especial, entre gente experimentada y gente nueva, con mucho entusiasmo y muchas ganas de hacer cine. Ha sido un equipo muy bonito.

Es una historia que habla de las relaciones, del desamor, del amor, de la conexión que existe entre la gente, la gente joven sobre todo. Habla un poco de una Bolivia real pero quizás un poco utópica, algo que yo veo a futuro. Ya empezamos a editar la película y estamos cerca de sacar un primer corte. Todo va a muy buen ritmo.

P. Justamente comentaba que la película se filmó en distintos lugares, distintos paisajes, el espacio complejo y variado de la geografía boliviana. ¿Qué relación o diálogo tienen estos con el hilo narrativo de la cinta?

R. Es una película intimista en realidad, y aunque hay un contexto boliviano, también es la geografía del amor. Los espacios donde la película está ocurriendo tienen algo que ver con lo que está pasando en los personajes.

Esta cinta no pretende ser un retrato social, como han sido mis dos anteriores películas, sino que se adentra más en ver lo que pasa en las parejas. Los desafíos que hay hoy en día para estar con alguien.

P. ¿Y cuáles serían esos desafíos?

R. La extrema apertura, la libertad de elegir, la libertad de cambiar algo cuando ya no te gusta, las diferentes posibilidades que hay. Cada época necesita definir estas cosas y yo creo que hay un gran debate en todo el mundo respecto a cuál es el rol del amor en una relación. ¿Tiene que haber amor en una relación? ¿En el enamoramiento? ¿Tiene que haber pasión? ¿Tenemos que poner todo en la misma bolsa? En fin, hay muchas preguntas y esta es una película que explora más esas preguntas.

P. Ahora que ha acabado la etapa de filmación, ¿qué es lo que viene y para cuándo, más o menos, se piensa que llegue a las salas?

R. A mediados de año, yo creo. Ahora vamos a empezar con la banda sonora, la edición, y el trabajo de postproducción. He buscado muchos músicos bolivianos, de muchas bandas de distintos géneros, también música electrónica. He estado en Cochabamba viendo gente también, porque hay mucha música y talento. Esto se ve en todo el equipo, hay gente de Santa Cruz, de Oruro. Curiosamente pocos paceños.

P. Tengo entendido que es un proyecto transmedia. ¿Qué otros productos o propuestas hay para que se articulen con esta historia y lleguen a ese formato?

R. Lo que pasa es que yo empecé a hacer una interacción muy prototipal en las redes sociales, lo sigo haciendo sobre todo a través de Instagram, porque hay vas como midiendo a qué cosas responde la gente. Me parece que es una herramienta muy interesante para entender a los posibles públicos y cómo generar una comunidad. Entonces la idea, en primer lugar, es que crezca en las redes, y a través de nuestros aliados y la gente que nos ha apoyado crear una comunidad sinérgica. Hay muchos otros contenidos que pueden apoyar, cosas que no están dentro de la historia pero de las que la película se nutre, y que nos gustaría compartir. Es un universo narrativo. Entonces vamos a echar un poco de mano de eso, porque sino también aburres con lo mismo. Ahora estamos acostumbrados a que los contenidos sean más interactivos y que cambien. Antes hacías un afiche y lo podías tener años. La comunicación ahora es un poquito más interactiva, entonces Merlina (Acevedo) ha sido genial porque ha generado 60.000 fotografías de las cuales hemos publicado algunas y hay muchas más por publicar. Hay muchas cosas que tienen que ver con las artes visuales, con la música, con la moda. Hemos trabajado con muchos diseñadores bolivianos que nos han apoyado. En fin, hay muchas cosas.

Creo que hay algo interesante que está viviendo la gente en Bolivia actual, que tiene que ver con el estilo de vida. Los bolivianos estamos empezando a disfrutar. Tiene que ver con la comida, con viajar, con estar con el otro, con cómo convives con toda esta otredad en un país tan diverso como el nuestro. Y de ahí también se nutre mucho la película.

P. ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajo con gente del extranjero?

R. Para mí siempre es un desafío cómo nos ven desde afuera. Yo quiero hacer una película que se pueda ver en el exterior, entonces es interesante lo que los extranjeros ven y lo que nosotros vemos. Y lo que yo veo. Entonces suele haber fricciones porque a veces nos quieren ver como si fuéramos Calcuta, y los extranjeros a veces fotografían cosas que creo que no nos gustan ver. A pesar de eso tienes una presencia moderna en las ciudades, con el teleférico, por ejemplo. Tienes que la calidad de vida ha mejorado y que los bolivianos estamos empezando a vernos de otra manera.

Entonces una película puede restregarte la realidad o puede sacar el imaginario que está en la cabeza de todos.

En todo caso, esa fricción resulta interesante cuando hay alguien que te mira desde afuera, y lo cotejas con lo que tú estás mirando. Con lo que tú quieres mirar, porque yo creo que el cine, sin excepción, no es tanto lo que ves, sino lo que quieres ver.