Con cánticos en contra del presidente Evo Morales y haciendo alusión a países como Cuba o Venezuela, los marchistas se reunieron en una masiva concentración convocada por dirigentes de distintos sectores en la zona de Cala Cala, con el fin de hacer oír sus demandas de abrogación del nuevo Código del Sistema Penal y el respeto al voto del 21-F, ante las autoridades nacionales.

Posteriormente, la ruidosa movilización se trasladó hacia el centro histórico de la capital del valle, donde se tiene previsto un mitin, según informaron fuentes extraoficiales.

En ese marco, el alcalde de Cochabamba, José María Leyes, compartió a través de su cuenta de Twitter un mensaje acompañado de un video celebrando las protestas.

"Tras un día de paro contundente, el pueblo cierra la jornada con una marcha interminable. ¡Felicidades Cochabamba!", escribió el burgomaestre, quien desde las vísperas demostró todo su respaldo al paro, incluso suspendiendo las actividades en todas las reparticiones municipales.

Una reacción similar es la que comunicó el Asambleísta nacional Arturo Murillo, quien afirmó estar "orgulloso de ser Boliviano, orgulloso de ser llajtamasi. Como no estar orgulloso de la respuesta de este hermoso pueblo que solo se moviliza y organiza ante el peligro de la tiranía".

Por su parte, el oficialismo minimizó el alcance del paro y denunció que fue netamente político. "No es un paro como realmente se pretendía, tenemos las imágenes, porque sobre todo es un paro político", dijo a los periodistas la presidenta de la Asamblea Legislativa Departamental, Jacqueline Pozo. 

De la misma manera, la asambleísta departamental, Leonilda Zurita, señaló que esa medida de presión no fue contundente porque sólo se instalaron cintas de plástico en varias calles y avenidas de la ciudad de Cochabamba para cortar el tráfico de vehículos y lograr su acatamiento. "Solamente el bloqueo es de cintas", expresó.