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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Ellos y el mundo

Ellos y el mundo
En la zona sur de la ciudad de Cochabamba hay muchos jóvenes que se dedican al arte de grafitear las paredes. En una investigación realizada, supe que alrededor del 50 por ciento de muchachos entre 16 a 20 años son grafiteros. Este trabajo se centró en entrevistas “in situ” a dos artistas de un barrio de la populosa zona sur.

Según Wikipedia, “El graffiti es una modalidad de pintura libre destacada por su ilegalidad realizada en espacios urbanos”. Para los entrevistados, esta actividad es como un hobby, un pasatiempo y algunos de ellos realizan trabajos para publicidad. Uno de los consultados “omuk” dijo que los grafiteros provienen de la subcultura hip hop que está compuesta por cuatro elementos: graffiti, breick dance, rap y Dj.

Los grafiteros llaman “kru” al grupo de amigos con los que realizan la actividad. Cada uno de los grupos tiene números diferentes y para que se pueda ingresar a los mismos, deben tener creatividad, buen pulso y facilidad para hacer los graffiti. Al interior de estos grupos, tienen nombres como ratas, KBC, etc. y entre ellos existe la competencia respecto a sus graffiti. Ponerse sobrenombre es muy importante, porque cada nombre tiene su historia y un significado en su vida. Señalan que es bueno que se los conozca solo con su sobrenombre, no así con su verdadera identidad. Muchas personas los confunden con pandilleros, porque para componer su arte, caminan en grupos durante la noche.

Los crews (kru como escriben ellos) no tienen estructura jerárquica formal; sin embargo, existen liderazgos naturales. Generalmente son los más jóvenes hábiles y osados, los que tienden a controlar el grupo. Asimismo, existe movilidad social entre grupos, sin generar competencia.

Le pregunto a “rekrens” qué significa la palabra tois, indica que ese nombre es para algunos que simplemente quieren fama y popularidad. “Nosotros – dice - buscamos el reconocimiento de la sociedad, aunque también es verdad que la sociedad nos vale y eso nos alienta a seguir adelante” (risas). Los grafiteros llaman legal a todos los trabajos que realizan con el permiso del dueño del muro e ilegal cuando lo hacen en la madrugada sin ninguna autorización. El tiempo máximo que pueden utilizar es de media hora. En esos momentos, hay otros miembros del kru, que alertan si existe algún peligro, mediante silbidos especiales. “También nosotros pisamos los otros graffiti”. Eso significa que tapan el graffiti anterior con otro más grande. Obviamente eso produce bronca y conflictos entre los artistas.

Sin duda, los jóvenes que irrumpen en la acción de grafitear, suelen hacerlo en contextos de ilegalidad como búsqueda de experiencias que llegan a convertirse en episodios condimentados con un ingrediente sabrosísimo: lo prohibido. El reto al peligro es constante para estos artistas que está entre el juicio, el atrevimiento y la expresión del arte. Burlar a las autoridades es motivo de vanidad, observándose tendencias a magnificar los hechos y adoptando actitudes de hombres superdotados. Ellos sienten bronca por la policía abusiva y políticos corruptos.

Y yo fui y volví, sintiéndome con suerte de haber presenciado momentos asombrosos, en los cuales, artistas fugaces plasmaban su arte-escritura durante la noche, en algún muro urbano.