"El Dakar es una ventana al mundo", afirmó en pasados días la ministra de Culturas y Turismo de Bolivia, Wilma Alanoca, y llamó a los bolivianos a ofrecer "una imagen positiva del país", según la agencia de noticias EFE.

Considerada la competencia más dura del mundo, el rally ingresó al país el 11 de enero y los cientos de competidores permanecerán en territorio nacional hasta mañana. Los pilotos recorrerán la octava y novena etapa por La Paz, el Salar de Uyuni y Tupiza.

Las palabras de la ministra Alanoca adquieren relevancia, porque, como ha venido sucediendo en el último lustro, millones de televidentes observan a los pilotos del Dakar que recorren los parajes de Bolivia, cosechando aplausos de los espectadores, pero también críticas de quienes denuncian contaminación por el paso de los motorizados.

Miles de espectadores, provenientes de los diferentes rincones de Bolivia, así como visitantes de otros países llegaron a territorio nacional para ver el paso de los competidores.

La presencia de los visitantes genera un movimiento económico importante para las poblaciones aledañas, pero, lo más relevante para el Gobierno es que esta competencia internacional coloca al país en los primeros planos de la información mundial.

Según los organizadores de la competencia, el Dakar se transmite por setenta canales de televisión para todo el planeta, con una difusión de cientos de horas de imágenes de la competición y reportajes sobre sus protagonistas y los escenarios de la carrera, lo que es una oportunidad de oro para promocionar Bolivia.

Los competidores de las diferentes categorías hacen su paso por al menos 265 comunidades de Bolivia, donde, según el Gobierno, se muestra lo mejor del país en cuanto a la artesanía, diversidad cultural y tradición originaria.

En la ruta del Dakar se encuentran al menos 18 municipios, cuyos habitantes exponen lo mejor de su productividad: tejidos, orfebrería y artesanías talladas en piedra y de cerámica. Los espectadores pueden, además, disfrutar de la música típica y danzas originarias.

Uno de los objetivos más importantes del Gobierno, al hacer conocer la diversidad cultural del país mediante las cadenas internacionales de noticias, es mostrar que Bolivia tiene mucho que ofrecer al mundo y, de esa manera, promocionar el turismo.

Alanoca señaló, además, que el Dakar es la mejor oportunidad para demostrar las razones por las que Bolivia fue elegida el año pasado como el Mejor destino Cultural del Mundo por la World Travel Awards.

Sin embargo, los millones que siguen el Dakar por televisión también son testigos de las protestas sociales que se viven en el país, en contra del Código de Sistema Penal, y los enfrentamientos con la Policía.

Al margen de estas dificultades, la competencia adquiere mayor relevancia en el territorio nacional por la presencia de los pilotos bolivianos, algunos experimentados por su participación en anteriores versiones y otros que empiezan a descollar en esta aventura.

Los más experimentados son, en motos, Juan Carlos Salvatierra, los hermanos Daniel y Walter Nosiglia Junior, Fabricio Fuentes y Danny Nogales. En cuadriciclos se destacan Walter Nosiglia, Leonardo Martínez y su hija Suany. En coches, Marco Bulacia.

En esta gestión debutaron en la categoría coches el chuquisaqueño Luciano Pérez y el paceño Rilver Vásquez, y en cuadriciclos Hernán Paredes de La Paz.

Hasta el viernes habían abandonado tres competidores nacionales: Fabricio Fuentes, Danny Nogales y Walter Nosiglia Junior.

En la versión 2017 participaron 15 competidores bolivianos, de los cuales llegaron 11 a la meta en Buenos Aires. Walter Nosiglia logró subirse al podio tras terminar en tercer lugar.

En cuanto al aspecto económico, las autoridades gubernamentales calculan que el paso del Rally Dakar por territorio nacional tendrá un impacto económico en el país de 149 millones de dólares.