Cuarenta indígenas del pueblo yuqui llegaron a Cochabamba para pedir ayuda, luego de que su comunidad se inundara por completo  y se vieran obligados a salir de allí en busca de una zona seca para que las enfermedades de sus niños no se agudicen.

Hombres, mujeres y niños se asentaron frente a las puertas del Concejo Municipal, en la plaza 14 de Septiembre. Tendieron unas esteras tejidas con ramas secas y algunas sábanas viejas para dormir.  

Feliciano Vallejos aceptó hablar con este diario y aclaró que la única razón por la que arribaron a la ciudad es porque la inundación los obligó. “No queremos que se malinterprete. No teníamos dónde ir. Somos 400 (con niños) y todos salimos  buscando zonas secas. La mayoría no tenía dinero para llegar hasta acá y se quedó en el camino”, contó.

La caravana caminó más de 30 kilómetros hasta poder tomar buses que les trajeran a la Llajta. A los yuquis les falta de todo: ropa para adultos y niños, zapatos, medicamentos para resfríos, tos, diarreas y antimicóticos. También necesitan frazadas, víveres, comida. “Mi bebé está enfermito”, dice una de las mujeres y muestra en sus brazos a un niño muy pálido, lloroso y que aparenta tener tres años, pero, en realidad tiene seis.

 “Sigue lloviendo y no se sabe cuándo bajarán las aguas, toda ayuda es bienvenida”, dice Vallejos. 

Los yuquis son el último pueblo indígena de la familia lingüística tupí-guaraní, en Bolivia, contactados en la segunda mitad del siglo pasado.  Asentados en una comunidad llamada Bia Recuaté, próxima a Chimoré, sus habitantes lidian con una epidemia de micosis pulmonar que merma a su ya escasa población.