Queridas y queridos lectores, en mi primera columna del año, me quiero permitir apartarme de la coyuntura para  compartir con ustedes que La Paz tuvo el  honor de albergar el Campamento Nacional de Patrullas (Canapas) organizado por la Asociación de Scouts de  Bolivia desde el 30 de diciembre del 2017 al 4 de enero de 2018, en Pampahasi.

Se reunieron aproximadamente 1000  scouts de toda Bolivia, Colombia,  Argentina  y Perú con el objetivo de promover la cultura de acción y servicio de los jóvenes. Estos días realizaron torneos, caminatas y también una campaña de reforestación en la ciudad de El Alto; pero lo que más llamó mi atención fue la iniciativa de la Asociación de promover un concurso entre los exploradores para que elaboren y presenten pequeños proyectos a partir de la identificación de problemas de su comunidad tales como: el mal uso del agua, el maltrato y abandono de animales e incluso la trata y tráfico de personas.

Ver a niñas, niños y jóvenes entre 11 y 14 años que hacen  suyos estos problemas, reflexionando y planteando soluciones desde su realidad para construir una sociedad y un mundo mejores, es una  de las experiencias más  esperanzadoras que  he tenido en los últimos años. También, lo confieso, porque pensé que ser scout en tiempos de smartphones y redes sociales ya no era atractivo para las nuevas generaciones.

El visitar el campamento inmediatamente me hizo recordar aquellos tiempos en que yo era scout  y no había nada más emocionante en nuestras vidas que prepararnos con semanas de anticipación para ir de campamento o excursión, que en aquellos tiempos era además un premio y una muestra de confianza de nuestros padres, que había que ganarse sacando buenas notas, portándose bien y siendo responsables.

A través del escultismo entramos en contacto con la naturaleza, aprendimos a respetarla, amarla, cuidarla y también se nos enseñó  a cuidarnos entre hermanas y hermanos, pues qué sentido puede tener ser  fuerte si esta fuerza no nos sirve para proteger al débil. ¿Se pueden imaginar cómo sería la sociedad si más personas tuviesen estos valores?

Hace unas semanas antes de terminar  el 2017 pude reencontrar a mis hermanas y hermanos scouts  y confirmé que quien ha sido scout será  scout toda su vida.