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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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FORO

Escalera sucia

Escalera sucia
kenji Fujimori. Casi al final de 2017 consiguió el único objetivo que persiguió desde que llegó al Congreso, hace siete años: sacar a su padre de la cárcel. En el camino, sacó una bancada propia de tamaño incierto, que va desde los diez parlamentarios que votaron contra la vacancia de PPK (Pedro Pablo Kuczynski) en el pacto para lograr el indulto de Alberto Fujimori, pero que podría superar los 25 integrantes. En cualquier caso, deja al partido de Keiko Fujimori, Fuerza Popular, sin mayoría absoluta en el Congreso, poniéndola en un escenario muy distinto al que tuvo durante el primer año y medio del actual lustro político. ¿Qué quiere hacer Kenji ahora con todo eso? Sin duda, lo que diga su padre.

Alberto Fujimori, consiguió el indulto que tanto buscó y por el que tuvo que pelear hasta con su hija, recolocándose en la primera línea de la política nacional. Es previsible que el pacto con PPK para el indulto también haya incluido la colaboración del sector parlamentario, que el expresidente controla para facilitarle la vida al Gobierno, lo cual implicará una negociación con su hija buscando reunificar al fujimorismo a partir de un cambio de línea agresiva de FP.

Keiko Fujimori. Gran perdedora del año por demostrar incapacidad para conducir su partido FP más allá del uso prepotente de la fuerza bruta, pero carente de un sentido estratégico. Además de quedar como la hija que no quería el indulto del padre, su partido se quebró por su falta de liderazgo para vincularse con los parlamentarios menos reconocidos, y por confiar solo en los congresistas de la élite de la ‘mototaxi’, quienes hicieron el papelón del año al enfrentarse a Alberto Fujimori para, una vez indultado, sacar la franela sin vergüenza. Mención especial merecen Héctor Becerril y Daniel Salaverry. Pero también es una bancada muy mediocre, para lo cual podría revisar el desempeño parlamentario de gente como Karina Beteta o del ‘topo’ de FP Yeni Vilcatoma, quien en la sesión de vacancia produjo vergüenza ajena. Ahora, Keiko Fujimori debe elegir entre pactar con su padre o enfrentarse a él, pero con una bancada sensiblemente menor.

Pedro Pablo Kuczynski aplicó el indulto del que habló tantas veces, pero con tal impericia que fue indiscutible que no era por razones humanitarias sino por un pacto para evitar la vacancia, lo cual le resta legitimidad. Seguramente se va a sentir aliviado por gobernar con el respaldo del fujimorismo al que apoyó en la segunda vuelta 2011, pero debe incomodarle el recuerdo de todos los amigos que perdió en el camino.