Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

SENTIDO COMÚN

No se metan con nuestros cuerpos

No se metan con nuestros cuerpos
En el nuevo Código del Sistema Penal, con la ampliación de las causales para que el aborto no sea criminalizado, han surgido resistencias retrógradas que van desde las de sacerdotes y pastores de iglesias, hasta las de políticos y galenos, hombres en su mayoría, aunque también existen mujeres aliadas al opresor.

Pues bien, el tema del aborto es una demanda de las mujeres para el ejercicio de la autonomía sobre su cuerpo, pero sobre todo porque se ha demostrado con datos fidedignos que el aborto es una de las causales por las que más mujeres mueren, especialmente aquellas que no pueden pagar las elevadas sumas que exigen los médicos dedicados a ello.

Ya durante el Gobierno de Carlos Mesa se aprobó en el Congreso una Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos, que planteaba muy tímidamente que se atienda en el sector salud a aquellas mujeres que llegaban en situaciones graves a causa de abortos mal realizados, pero el presidente Mesa vetó la norma. Sería bueno recabar información sobre la cantidad de mujeres que murieron desde esa fecha por abortos mal practicados, y culpar a quien corresponda.

En la Edad Media, muchos patriarcas quemaron a las mujeres acusándolas de brujas, por ser ellas transgresoras y científicas dedicadas a la medicina y a la cura de los males de esa época. Hoy, en pleno siglo XXI, los machos conservadores, los patriarcas, líderes de las iglesias que viven en otros tiempos, tienen reacciones similares a las de los años más oscuros de la historia de la humanidad.

Tal como ayer, hoy persiste la concepción que considera a los hombres dueños absolutos de los cuerpos de las mujeres, y de esta manera descalifican a las mujeres que defienden la autonomía y mayor justicia. El deseo de poder acceder a un aborto en condiciones higiénicas y salubres es un derecho humano, y por ello no es justo que nos pidan que nos suicidemos lanzándonos de un quinto piso. ¿Acaso se sanciona a los hombres que tienen relaciones instintivas y someten a mujeres y niños? Si se imponen sexualmente, ¿por qué los hombres no controlan su sexualidad?

Lo irónico es que los embarazos surgen a consecuencia, en muchos casos, de la presión que ejercen los hombres que no pueden controlar su sexualidad o, peor aún, son resultado de violaciones o imposiciones brutales incluso dentro de la relación matrimonial. ¿No sería correcto más bien que, desde las iglesias y desde todos los ámbitos educativos, se enseñe a tener una sexualidad más armoniosa? Hay que crear conciencia del respeto que deben tener con aquellas que son las responsables de reproducir la vida. Solo en los últimos años, hemos avanzado en poner en agenda pública el tema de la violencia física, psicológica y sexual contra las mujeres, siendo que la violencia sexual es la más cruel de todas, y peor aún si se perpetra contra las niñas.

Es ridículo y criminal negarles un aborto a las niñas que no están preparadas ni psicológica ni físicamente para asumir una maternidad. Así, vivirán por el resto de sus vidas con ese dolor.

Debemos poner todos la voluntad para no llegar al extremo del aborto. Lo primero es que los hombres controlen sus impulsos irracionales. Por favor, no metan sus manos en nuestros cuerpos. Ni pastores ni curas ni burócratas ni esposos ni compañeros pueden decidir sobre los cuerpos de las mujeres.