No todo fueron alegrías. Este año también se tuvo que lamentar la partida de personas que realizaron un importante aporte a la cultura boliviana a lo largo de su vida.

Empezando el año, el 27 de enero, falleció el escritor Juan de Recacoechea, de 81 años, autor de la celebrada novela policial “American Visa”. Recacoechea fue un importante cultor de la literatura negra en Bolivia.

Otra pérdida fue la del italiano Giampaolo Nalli, que vivió más de 25 años en Bolivia, siendo uno de los creadores del Teatro de los Andes, y un destacado cultor del arte escénico en nuestro país.

A los 90 años de edad, falleció en la ciudad de La Paz, el pasado 9 de diciembre, el reconocido artista plástico y restaurador potosino Alfredo Loayza.

También por causas naturales falleció en el mes de noviembre el compositor cruceño Nicolás Menacho, a los 92 años que escribió más de 200 canciones emblemáticas del oriente boliviano, como “El trasnochador” y “El carretero”.

Hace unas semanas, el 18 de diciembre, la arquitectura contemporánea boliviana perdió a una de sus figuras destacadas. Juan Carlos Calderón, a los 85 años tras una larga enfermedad, que deja una extensa y premiada obra en edificios de Bolivia y Estados Unidos.

Otra de las grandes pérdidas fue la del pintor Alfredo La Placa, que falleció el 30 de diciembre de 2016, a los 87 años, en La Paz.

Nacido en Potosí en 1929, Alfredo La Placa Subieta es considerado uno de los más importantes representantes del arte abstracto boliviano y una figura fundamental de la pintura nacional de la segunda mitad del siglo XX.