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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Naciones Unidas contra el chantaje

Característica. El desconocimiento de los esfuerzos conjuntos, ya sea en bien del medioambiente o de una mejor situación para los migrantes en el planeta, es una característica de EEUU. <BR>
Naciones Unidas contra el chantaje
Una abrumadora mayoría de los países del mundo se unieron el 21 de diciembre pasado en la ONU, para condenar la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, desoyendo las amenazas y chantajes del presidente estadounidense, Donald Trump. Con 128 votos a favor, 9 en contra y 35 abstenciones, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución no vinculante que demanda a Washington dar marcha atrás y que se abstenga de trasladar su Embajada a Jerusalén, reflejó la agencia EFE.

Aunque no sirvieron para frenar la iniciativa, las advertencias lanzadas por EEUU se tradujeron en un puñado de apoyos y un número de abstenciones mayor del habitual en este tipo de resoluciones. Guatemala, Honduras, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau y Togo votaron en contra del texto, alineándose con Estados Unidos e Israel. Países como Argentina, Australia, Canadá, Colombia, Hungría, México, Panamá, Paraguay o Polonia optaron por abstenerse, mientras que una veintena de Estados miembros no acudieron a la sesión o prefirieron no votar. Se trata de naciones en las que el poder del país del norte, ya sea por su cooperación o influencia política, es alto.

"No seremos amedrentados", aseguró el ministro palestino de Exteriores, Riyad al Maliki, que denunció la decisión Trump como "ilegal" y como un ataque contra su pueblo. Esa idea fue reiterada por varios países de mayoría musulmana, encabezados por Turquía, que junto a Yemen fue el encargado de presentar oficialmente la resolución ante la Asamblea. "Se nos ha pedido a todos que votemos ´no´ o que nos atengamos a las consecuencias. Algunos incluso han sido amenazados con cortes en la ayuda al desarrollo. Esta actitud es inaceptable", dijo el titular de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu.

A las protestas se sumó la de nuestro Gobierno. “EEUU se cree patrón del mundo, amenaza con anotar nombres de países que rechacen su decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel. No tenemos miedo. Ratificamos condena a una acción que viola el derecho internacional y provoca más inestabilidad en esa región”, dijo en Twitter el presidente Evo Morales. Similar fue el coraje de la gran mayoría de países de la región, que votó asimismo en contra de las presiones.

Pese a todo ello, el mismo jueves la administración de Trump consideraba hacer efectivas sus amenazas, explorando posibles acciones contra la condena de la Asamblea General, informó la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert. La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, ya había hablado de las consecuencias de la votación e incidió en que "este día será recordado".

Como lo hemos venido señalando en este espacio —y como lo adelantaban incluso los propios ciudadanos estadounidenses desde el mismo momento en que el magnate se lanzó a la política—, la gestión del republicano es una catástrofe para la diplomacia multilateral. El desconocimiento de los esfuerzos conjuntos, ya sea en bien del medioambiente o de una mejor situación para los migrantes en el planeta, es una característica del Departamento de Estado estadounidense.

Esta política no solo no tiene en cuenta los serios perjuicios que sus acciones traerán al mundo en diversos órdenes, sino que además parece haber desechado por completo las pretensiones de EEUU de liderar el mundo. Con ello, lo que logran es condenar a su nación al aislamiento internacional, cual si fuera una de las repúblicas “dictatoriales” que tanto se empeña en criticar y hasta sancionar, de modo unilateral, desde luego.

De ese modo, el país del norte podrá seguir siendo el más armado, el dueño de una de las economías más fuertes, el paraíso de la industria cultural y el lugar donde se producen las principales innovaciones de ciencia y la tecnología. Pero ya no podrá arrogarse nunca más el título de portador de los mejores valores de la humanidad.