Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Pase por caja

Pase por caja
En la Roma Antigua, el pago que se entregaba por el trabajo realizado era en puñados de sal, dado su gran valor para preservar alimentos y otros usos. De Ostia a Roma, los caminos salitreros estaban llenos de obreros que recibían dicha paga denominada “salario”. En el ámbito legal, el término “pecuniario” hace referencia a los pagos que se deberán realizar por un determinado convenio. Esta palabra hace referencia al pago que se le hacía a quienes cuidaban el ganado (“pecuario” hace referencia a ganado, y el término viene de “pezuña”, característica de dichos animales). Palabras como “remuneración” (acto de compensar) o “estipendio” (forma de pago) dan cuenta de que el acto de bonificar el trabajo de una persona tiene múltiples acepciones. Una de ellas, la más empleada es pago, que tiene una etimología fascinante. Viene del latín “pacare”, que significa apaciguar, mantener la paz. De ahí que la palabra “pagano” hace referencia quien vive en una aldea de “pagus”, que debe pagar un tributo y que está muy aferrado a sus tradiciones. Nuestra sociedad actual ha incorporado nuevas figuras como el aguinaldo, derivado del latín “hoc in anno” (en este año), como una remuneración extra al concluir el año.

Sin embargo, y a pesar de los miles de años, la cultura del pago es una tragicomedia griega que exige que quien realiza el mentado trabajo sea también, aparte de ingeniero, licenciado, arquitecto o lo que sea, un cobrador a tiempo completo. Cuidado que tu cheque se venza y debas solicitar una carta de revalidación para cobrarlo en 90 días. Ojo con el informe que presentaste, parece que la firma no era con azul y debes rehacer todo el trámite. Tu pago saldrá máximo en 60 días. Y qué decir de quienes damos facturas por trabajos que se pagarán en meses, restando el 16 por ciento de impuestos que han salido de nuestro bolsillo, al igual que quienes pagamos AFP por consultorías que también se pagarán “máximo, hasta fin de año, cuando cerremos todo”. Por lo mismo, resulta curioso que los indicadores para medir a las organizaciones (públicas o privadas) sean variables de rendimiento como ingresos o ganancias. Nadie quiere los números rojos, por supuesto, pero qué interesante sería que también se midiera al sector laboral con el indicador de “capacidad de pago”, como una manera de informar a futuros empleados o proveedores, en un tabla del 1 al 10, sobre cuán buen pagador es este empleador. Por lo mismo, se agradece infinitamente a quienes llaman, escriben, depositan e informan sobre el estado de los pagos, porque es un tiempo valioso el que se emplea en este procedimiento que, finalmente, es un desgaste administrativo importante. El mismo criterio aplica también a las personas, no solo a las instituciones. Dime cómo pagas y te diré quién eres.