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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Racismo (I)

Racismo (I)
La ideología racista en forma de doctrina tiene distintos contenidos en la historia. En la actualidad, aún se debate el argumento de superioridad o inferioridad de las distintas culturas. Sin embargo, en esta discusión se esquiva el sentido del racismo, en el que el discurso racista es una de sus expresiones, el que se reproduce solapadamente en distintos procesos, en la dimensión política, social, cultural y económica.

Para Ramón Grosfoguel, sociólogo puertorriqueño del grupo Modernidad/colonialidad, “El racismo no es un tema de prejuicios y estereotipos, es institucional y estructurado, y es imposible pensar que se reduzca a esos dos conceptos, porque es más profundo, complicado y complejo de cómo lo alcanzamos a percibir, ya que es siempre institucional”. El racismo es un tema de actualidad y latente en todos los países del mundo en los últimos 500 años. Para Grosfoguel, existe un solo racismo con muchos otros marcadores como la religión, la identidad étnica, la lengua y otros factores. “No es un tema de discriminación étnica, es más profundo. Si solo fuera eso, sería más manejable. La modernidad se funda sobre estructuras racistas, sexistas y de dominación racial y patriarcal”.

¿Por qué somos racistas? Siguiendo a Grosfoguel, hacia fines del siglo XV, la monarquía cristiana, en la península ibérica, con el fin de realizar limpiezas étnicas de aquellos territorios, manejaba el discurso de la “pureza de sangre”, fundamentalmente orientado hacia judíos y musulmanes, los mismos que, para evitar la muerte, adoptaban obligadamente el cristianismo. La idea de este discurso y maniobra, según Grosfoguel, era controlarlos “biopolíticamente”. Asimismo, las viejas prédicas antisemitas islamófobas o antisemitas judeófobas referían al “Dios equivocado” a la “teología equivocada” o a la “influencia del demonio en la religión equivocada”. Aquí, lo significativo es que no se cuestionaba la humanidad de las víctimas, sino la discriminación religiosa de “pureza de sangre”. Hasta fin del siglo XV, en el imaginario cristiano de la época, estas formas discursivas de discriminación religiosa medieval se cambian por el discurso de discriminación racial moderna.

Lo cierto es que los métodos de evangelización y conquista militar de musulmanes y judíos fueron extrapolados hacia América en 1492, y usados contra las poblaciones indígenas y, peor aún, cuando desconocían las formas religiosas de este nuevo mundo. Es así que el debate que incitó la conquista de América fue en torno al tema de si los “pueblos sin religión” tenían o no alma. Ginés Sepúlveda, sacerdote, argüía que los indios no tenían alma, por tanto, eran animales o subhumanos que podían ser esclavos sin ser ello un pecado ante Dios. Por su parte, Bartolomé de las Casas, monje dominico, refutaba que sí tenían alma, pero eran pueblos bárbaros, en consecuencia debían ser cristianizados.

Estos paradigmas religiosos comienzan ese momento (1551), el racista biológico y el racista culturalista, los que en la actualidad se sostienen en el carácter de la colonialidad: el fenotipo y la etnicidad. La primera forma de racismo en el sistema mundo capitalista/patriarcal/cristiano fue el racismo religioso, el mismo que en el siglo XVI se rearticula con el racismo de color.