Cuando todo indicaba que el alargue sería aún más agónico y las cuentas estaban abiertas, el equipo nacional masculino de fútbol de salón marcó el 5-4 ante Paraguay y le regaló la cuarta presea de oro a Bolivia.

El tanto se dio cuando únicamente restaban dos segundos para el pitido final. Fue Ronaldo Puma el autor de la anotación decisiva, que puso fin al suspenso y, en contrapartida, dio vía libre a la celebración colectiva de los aficionados que se citaron en el Polideportivo Evo Morales, el afamado Monumental quillacolleño.

El cuadro guaraní ofreció pelea en todo el compromiso. Sin embargo, la Verde, dirigida por el profesor Luis Gutiérrez, infló el pecho y se convenció de su localía, al igual que sucedió el viernes, cuando sacó adelante la victoria frente a la Argentina (2-1).

El DT de los campeones analizó la proeza, pocos segundos después del triunfo: “Se lo merecen porque son los mejores. Se logró y va para el país, pero más que todo para las familias de ellos. Cada uno tenía en la cabeza a su mamá, su hermano o su novia. Todos lucharon hasta el final. Fue un laburo importante”.

Así las cosas, el combinado paraguayo se despidió con la medalla de plata y el argentino completó el podio victorioso, con la consiguiente presea de bronce.