Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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ABAJO Y A LA IZQUIERDA

De la negación creadora

De la negación creadora
El 3 de diciembre fui una más de las personas que asistió a votar, más por obligación que por la convicción en la fuerza que debiera impulsar este acto democrático..

Yo voté nulo; pero la frasecita fácil: “Ganó el nulo” me suena a oxímoron. El voto nulo lo asumí como la opción de a quien no le dejan otra opción, como el último reducto en que se refugia la dignidad, y eso me parece triste, muy triste. En síntesis, me resistí a votar por las y los que otros ya eligieron.

Sin embargo, creo que es muy simplón y utilitarista querer empaquetar algo que nuevamente no es éxito de la oposición, sino producto de las propias acciones y errores de Evo y el MAS . ¿Un ejemplo? El fallo que se emitió pocas horas antes y que desconoce los resultados del referendo del 21 de febrero que da vía libre a la re re re elección de Evo Morales. Obvio que yo también fui a votar en contra de esa subordinación vergonzosa de “la justicia” al poder político.

Por eso creo que no se puede meter en una misma bolsa “ganadora” a la bronca, el descontento, la falta de credibilidad en las y los candidatos, la decepción y descrédito, etc. Por eso tampoco creo que la decisión de anular el voto haya sido feliz. Aunque se haya “celebrado” que sea mayoritaria, tuvo que ser una decisión difícil porque implica aceptar que no decidimos nada a través del voto y que nuestra opinión ni cuenta ni sirve para nada. Aceptar eso no es fácil.

Entonces, está claro que el Gobierno y sus voceros, por más que finjan que no les importa y por más lecturas que se esfuercen por hacer, perdieron. Pero también perdió la democracia que se construye a través de las instituciones, y no quiero decir que el voto nulo la haya golpeado, sino que simplemente develó la absoluta ilegitimidad que padece.

No obstante esto, se suscitaron dos acontecimientos importantes el día domingo en las urnas: uno negador y otro creador. Me explico. El domingo confirmamos en las urnas que ya no les creemos y que somos capaces de resistir; pero también de crear, por muy reducido que sea el espacio que nos den. Nuestra libertad constreñida al espacio físico de la papeleta y al simbólico del nulo fue capaz no solo de arrancarnos sonrisas, sino de dibujar, hacer collage, escribir para denunciar, proponer y elegir, no importa si a Goku o Bruno Díaz; pero elegir.