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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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¿Por qué el miedo es capaz de paralizarnos y divertirnos?

¿Por qué el miedo es capaz de paralizarnos y divertirnos?
Nuestros cuerpos hacen milagros para mantenernos vivos. Uno de ellos es desarrollar un mecanismo para detectar y responder a cualquier cosa que nos amenace. Es una sensación poderosa y primitiva con la que todos estamos familiarizados: el miedo. La emoción del miedo es un mecanismo vital de supervivencia, diseñado para proteger nuestro cuerpo. Es la primera línea de defensa contra amenazas potenciales, incluso antes de que hayan atacado.

Durante los primeros meses de nuestras vidas, somos literalmente intrépidos (del latín intrepidus: in-no y trepidus -temeroso, nervioso, tembloroso). Nuestra capacidad para identificar cosas que pueden amenazar nuestra supervivencia es algo que aprendemos de quienes nos rodean. Es por eso que algunos de nuestros miedos son racionales —tiburones, roedores, arañas, la oscuridad—, pero otros no lo son tanto —monstruos, vampiros, calamares gigantes—. El miedo es un arma poderosa en nuestra lucha por la supervivencia, por lo que no sorprende que muchos de nuestros miedos sean universales.

El nivel de miedo que sentimos en cualquier situación particular es impulsado por un proceso complejo en nuestro cerebro que apenas estamos empezando a comprender completamente. Las fobias son un ejemplo de una respuesta al miedo que se está saliendo de control. En el Instituto Karolinska de Estocolmo, intentan ayudar a las personas con fobias y, al estudiar los intrincados mecanismos neuronales implicados en el miedo, han descubierto una forma en que podríamos controlarlos.

Valiéndose de experimentos en los que monitorean la respuesta de los cerebros de voluntarios a una serie de imágenes, el profesor Fredrik Åhs ha observado la actividad de la parte de nuestro cerebro que procesa las emociones. "La amígdala permite responder a las cosas muy rápidamente, incluso antes de que estemos conscientes de que estamos viendo algo peligroso", le dice Åhs a la BBC. Sorprendentemente, parte de nuestro cerebro inconsciente, la amígdala responde casi medio segundo antes de que percibamos conscientemente la amenaza. Es un atajo que permite que el cuerpo esté preparado para la acción sin tener que esperar a que nuestro cerebro consciente evalúe completamente la situación.

Pero esta poderosa respuesta instintiva solo es útil si se puede controlar. Y eso requiere otra parte del cerebro. "Una vez que te das cuenta, la corteza prefrontal puede actuar y decirle a la amígdala que se tranquilice", explica el experto.

¿Eso es la valentía? ¿La valentía, básicamente, es tu corteza prefrontal, diciéndote: "Sé que tienes miedo, pero tenemos que hacerlo de todos modos"? "Sí, exactamente", confirma Åhs. "Se puede pensar en la corteza prefrontal como un jinete, y la amígdala como un caballo. A veces el caballo se asusta, pero el jinete lo puede controlar". Entonces: cuando conscientemente entiendes que lo que estás viendo te asusta, evalúas si realmente es peligroso o no. Y, en el caso de los pacientes de Åhs, al darse cuenta de que no es más que una imagen, la corteza prefrontal le dice a la amígdala que no hay nada que temer.

Fredrik Åhs y su equipo están utilizando la realidad virtual para ayudar a las personas a aprender a controlar sus miedos. La idea es que si estamos expuestos a algo que tememos, y el resultado es seguro, este recuerdo puede almacenarse. Así que, sumergidos en el mundo de la realidad virtual, los pacientes se enfrentan una y otra vez lo que los aterra, sin que les haga daño (...).