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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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ABAJO Y A LA IZQUIERDA

Contra todo lo que es lo mismo

Contra todo lo que es lo mismo
Escribo esto para quienes tenemos el hábito quijotesco de soñar algo cotidiano y, lejos de avergonzamos de nuestra ingenuidad, la ostentamos y la sacamos a pasear bajo el sol o cantar bajo la luna. Y como ustedes supondrán, no es lo mismo desear que conseguir, pues la tarea de construir se nos da frecuentemente estéril, y a veces —pocas— dulce, cuando la mirada del otro deja de ser ajena y se hace compañera.

Pero también importa, y más que el quién, el qué, el cómo, el para dónde. Esas preguntas que, cuánto más simples, son más trascendentales. Por eso, y también así de simple, sabemos que no queremos más de lo mismo. No queremos volver a lo mismo. No queremos hacer lo mismo.

Queremos algo nuevo, algo tan nuestro que hasta los errores sean propios y no copias vulgares del pasado. Pero con tantas ansias se contempla el horizonte, que se nos olvida cómo dar el primer paso, cómo empezar a construir algo nuevo sin caer en “lo mismo”. Se hace difícil porque “lo mismo” se transforma en un saco donde todo lo que no queremos se evapora y condensa en algo oscuro e informe que acrisola nuestras almas.

Lo mismo es dividir en nombre de la unidad. Lo mismo es la desconfianza. Lo mismo es la traición. Lo mismo es el oportunista y su oportunismo. Lo mismo es el hipócrita. Lo mismo es el mediocre que sobrevive complotando. Lo mismo es el demagogo y el corrupto. Lo mismo es afirmar que el mundo se divide en buenos y malos. Lo mismo es etiquetar la inconmesurabilidad del ser humano, y así limitarlo.

Lo mismo es ver masas donde en realidad hay personas. Lo mismo es no tratar a la gente con respeto e imponer la cultura del borrego en el militante para hacerlo “militonto”.

Lo mismo es oponerse por vocación y no por convicción. Lo mismo es el camino corto y fácil. Lo mismo es la frase: “Así siempre se ha hecho”. Lo mismo es cerrar los ojos para no ver. Lo mismo es celebrar la desgracia ajena, creyendo que redunda en beneficio propio.

Entonces, siendo lo mismo todo lo peor que habita dentro de nosotros y nuestras instituciones, es ahí donde debemos derrotarlo, si queremos algún día ver nacer lo nuevo.