Una vez más, la cochabambina Karen Tórrez se rebeló a ese imaginario que dicta que los atletas bolivianos están condenados a participar, mientras sus rivales suben al podio. Y en Santa Marta, la casa de los Juegos Bolivarianos, puso sonar por primera vez el himno del país como premio a su constancia y mente de oro.

Tórrez se colgó la presea dorada con un tiempo de 25 segundos en la prueba de los 50 metros libres, después de dejar sin opción a la colombiana Isabella Arcila, que llegó a 25 milésimas.

“Todavía no me la creo, pero más por el tiempo que por la medalla. Conseguí una marca que no pensé que podía ser capaz de hacer. Tenía 25.67 como mejor marca antes de venir a Colombia. ¡67 centésimas en 50 metros es un mundo! Estoy muy contenta”, expresó la nadadora en una entrevista. Aún busca respuesta a ese buen resultado, por el que lleva años trabajando y que se equipara, de alguna manera, a su clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde fue abanderada.

“Estuve entrenando en La Paz. Ha sido más duro. Creo que eso me ayudó bastante, pero también la adrenalina de la prueba y pensar que tenía que ganar el oro para mi país”, enunció la deportista de 25 años.

“Superé mis expectativas con un récord bolivariano y una marca buenísima”.

Pero detrás de ese logro, que se suma a los más de 40 récords nacionales que ostenta la valluna, está una mentalidad de campeona que siempre expresó en el país. En los 20 años de carrera ha visto a atletas pensar “soy boliviano, no voy a pelear nada”. Por ello, invita a “cambiar esa mentalidad porque si entras a competir así, vas a perder. Si piensas en ganar, tienes opciones. La mente hace grandes cosas”.

Ella alterna desde hace un año sus estudios en nutrición y la competencia con su rol como entrenadora, trabajo que usa para hacer patria convirtiendo niños y jóvenes en campeones.

“Les enseño a tener un poco más de actitud y garra”, contó la deportista, quien regresará al país con el oro, el domingo (3:00).

Esa mente ganadora la potenció en los tres años que estuvo en un Centro de Alto Rendimiento en Barcelona, donde mejoró muchos aspectos técnicos.

“No es solo meterse a la piscina, sino que hay cosas como la práctica invisible, descanso y alimentación”.

En este sentido, anhela ver atletas cada vez más profesionales en su país, un sueño que sí o sí necesita del apoyo estatal, proyectos serios a largo plazo y de mejores escenarios, pues “el deportista y los resultados no se hacen en meses, se hacen en años”.

2 Medallas

La nadadora cochabambina consiguió dos preseas en los Juegos Bolivarianos: la primera de plata en la prueba de 100 metros libre, y la segunda, que fue la de oro, en 50 metros libre.