Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 13:26

COLECTIVO TELARTES

Cultura viva y lazos

Cultura viva y lazos
La red de Cultura Viva Comunitaria de México hizo llegar una invitación al colectivo Telartes para participar de un encuentro que permitía renovar lazos en el tejido cultural mexicano y prestaba todas las características para ser un hito fundacional. Recibimos la invitación con alegría más que con sorpresa, ya que nuestro trabajo era mostrar porqué, qué y cómo se articula un proceso ciudadano para fortalecer la institucionalidad cultural en Bolivia.

Una impresión persistente, inmediata, fue marcada desde el arribo a la inimaginada Ciudad de México. Somos un territorio de lo mismo, cuya distancia espacial es contrastada por su proximidad histórica y cuya búsqueda de amparo estatal nos muestra una necesidad de un continente sediento de justicia.

El descreimiento estatal, sea por su irresolución o por su abandono, arrinconado en un beneficio de casta que en juego de ficción democrática permite la continuidad de los mandos de control gubernamental y de sus recursos, más que una mordaza exige la participación ciudadana. Una participación que demande lo que le corresponde y que, en materia de derechos culturales, no es otra cosa que la exigencia de una vida en plenitud por el ejercicio de todos los derechos, siendo posible únicamente —o así lo demuestran quienes persisten y resisten— desde una demanda permanente por abismar los horizontes de sentido, por recrear los lazos comunales, por gestar procesos comunicaciones horizontales o por desafiar moldes de organización que disputan cualquiera de los patrones de jerarquía.

Ya venimos llorados, la base es la confianza y la legitimidad es de quienes participan: Son preceptos que han guiado a Telartes en su proceso de búsqueda y de organicidad. Más allá de su quehacer o su accionar técnico, su intencionalidad se la ha mostrado con claridad y, a pesar de sus múltiples detractores, ha sido el único soporte que permite con cierta flexibilidad mantener una red heterogénea e inclusiva. No podría ser distinto en la red de CVC, cuya institucionalidad labrada en el continente orienta las posibilidades de acción cultural —territorial, social y comunitaria— y se muestra como terreno y sustrato que permiten tanto la motivación como el sentido para la construcción colectiva.

La juventud y la lucidez, la vitalidad y el coraje, así como el arrojo y la radicalidad social fueron compartidos por sensibles cultores mexicanos y permitieron hilvanar los mantos dialogados del encuentro. Queda el compromiso de seguir tejiendo este puente que permita enlazar las posibilidades para el ejercicio de lo común.