Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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SERENDIPIA

El pajarito que confundió a muchos

El pajarito que confundió a muchos
Si hay algo que cambia día a día es el conocimiento que se tiene sobre redes sociales. Antes bastaba con contabilizar seguidores, hoy hay que ser precisos. La información sobre el número de followers de cuentas de Twitter generó una ola de información y un debate vergonzoso para cualquier país. Pero avergüenza aún más la pobreza en el tratamiento del tema, de unos y otros.

Con un poco de información, entenderíamos que el número de seguidores tiene que ver con dinero. Sí, definitivamente se puede comprar seguidores. También tiene que ver con la fama. No es extraño que en las listas de más seguidos en Bolivia aparezcan periodistas; es apenas obvio porque aparecen en los medios, comentan e interactúan. Seguro que tener más seguidores no es un indicador de ser mejor profesional.

Un influencer no es quien tiene más seguidores. Esa idea proviene del marketing en redes que se repite en nuestro medio. Para el ámbito privado, se ha estudiado que funciona que, por ejemplo, una famosa como Oprah, con millones de seguidores, hable de una tablet repercutiendo en las ventas de ese producto. Sucede también con empresas que confeccionan ropa y que distribuyen sus modelos a las celebridades que, al usarlas, las ponen “de moda”. Para el caso de la política, la relación no es automática entre número de seguidores e influencia.

Carlos Sánchez Berzaín tiene muchos seguidores, pero, ¿acaso es influyente? Luis Arce, el exministro de Economía, ha sido un influyente en las redes sociales indiscutiblemente, y no tiene cuenta en Twitter ni en Facebook, ni interactúa en ninguna red social. Evo Morales es omnipresente en las redes sociales por la labor del ejército gubernamental que tiene atrás, y gracias a todos los opositores que cuando hablan de política solo hablan de Evo.

¿Conocen al @Cardamomasos? Probablemente no, pero es uno de los youtubers bolivianos que usa Snapchat para sus videos. Tiene una fanpage en Facebook y en Youtube tiene más de 22 mil suscriptores, especialmente adolescentes y jóvenes del país y cada uno de sus videos es visto por decenas de miles de personas. Ese podría ser un influencer.

El número no dice nada más que aún tenemos mucho que aprender.