Cuando pierdes la vergüenza y el decoro, todo es posible. Cuando ya no te ruborizas por las tonteras que haces; cuando descaradamente niegas tus errores y te afirmas en tus errores; cuando ya la sangre no quema tu cara, es la señal que tu ser esté podrido. Hemos llegado, con los funcionarios del actual Gobierno, al punto que la sinvergüenzura ya no tiene límites.

Las marchas que propicia el partido de Gobierno para que se respete el “derecho humano” para quedarse en el poder hasta que a la silla le salga callos son una estupidez que solo en tiempos de este cambio hacia atrás podía darse. ¿Cómo es posible que las autoridades movilicen voluntaria y obligadamente a los ciudadanos y ciudadanas para que les apoyemos en su violación a la CPE? ¿Se habrá visto semejante despropósito en la historia de Bolivia? Los bolivianos siempre nos hemos movido exigiendo que las autoridades respeten las leyes y normas, que sean los primeros en dar ejemplo. Pero, con tanto cambio pretinado, nos estamos quedando con los valores invertidos.

Los ladrones están libres y los honestos en las cárceles. Los llamados a respetar y hacer respetar las leyes han decidido violarlas, pasársela por el forro, y para ello buscan que la ciudadanía sea su cómplice. Los que les pedimos que se use el sentido común, es decir que sean las autoridades las que cumplan las leyes, somos calificados de neoliberales, vende patrias y racistas porque, dizque, no queremos que siga gobernando un indio.

Es tal el nivel de estulticia al que ha llegado el régimen, que su máximo jefe, acaba de decir que la democracia de mayorías, esa que le permitió acceder al poder y al que hoy se aferra como garrapata, ya no sirve y que es una invención neoliberal y occidental. ¡Dios mío! ¿Alguien podrá tapar la boca de su majestad? No hay alguien en su entorno que le haga pisar tierra? ¿O es que todos están locos, desubicados y angurrientos de poder?

En un ranking independiente que ubica a los twitteros con más seguidores, su majestad salió en segundo lugar después de Carlos Mesa. Para qué se animaría a publicar el medio colega ese ranking, pues su eminencia montó en cólera y lanzó improperios contra su Director. Dio explicaciones infantiles de por qué está segundo y prometió que pronto superará al primero (…).