ÉTICA PERIODÍSTICA
Autorregulación que sirve a todos
12 de noviembre de 2017 (19:54 h.)
La necesidad de autorregulación en el periodismo llega de la mano de la práctica periodística, ofreciendo la posibilidad y la urgencia de normar y resguardar la calidad de la información, a través del respeto y práctica de la transparencia y la ética periodística.
La forma tradicional de autorregulación que no se encuentra normada jurídicamente, sino más bien reconocida por su legitimidad en el gremio, está vinculada a experiencias como del Ombudsman, consejos de prensa, códigos de ética, manuales de estilo y consejos de ética, entre otros. El desarrollo del periodismo con altos niveles éticos y estándares de calidad refleja el respeto a los derechos humanos y sigue la norma y técnica propia de la profesión, como una de las tareas más delicadas de cualquier redacción.
Bolivia acude a un momento en el que las condiciones políticas y sociales permeadas por el uso de la tecnología, bajo la lógica de la libertad sin límites, enfrenta situaciones consideradas peligrosas a un periodismo ético. Sin embargo, desde hace cerca de una década (desde el 2009, específicamente) el Consejo Nacional de Ética Periodística trabaja en la autorregulación, respondiendo a la demanda ciudadana del ejercicio de un periodismo ético y responsable.
Ofrecer un instrumento de trabajo como el Código Nacional de Ética Periodística y un ente de control de la autorregulación, como lo es el Tribunal Nacional de Ética Periodística (TNEP) genera un movimiento reconocido y consensuado para aplicar el Código a los casos que sean denunciados en función de los requerimientos de los ciudadanos demandantes. El logro de este instrumento, con el aporte de diversas organizaciones e instancias nacionales, permitió la legitimidad de la norma a ser aplicada.
La apropiación del Código por parte de ciudadanos y periodistas, así como de los dueños y operadores de medios, a partir de su conocimiento, es un paso fundamental que debe reforzarse y profundizarse en vísperas de la primera década de su nacimiento.
La autorregulación permite ofrecer garantías al público sobre la calidad de la información que recibe, y puede mostrar que los profesionales de los medios de comunicación, al respetar las normas éticas, son responsables, y no requieren una regulación estatal o judicial.
Al no tener una capacidad sancionadora y estar al margen del sistema judicial, pero como autoridad moral, el TNEP se compromete en una lógica de respeto y reconocimiento de los derechos humanos, así como a contribuir a garantizar los derechos a la información y la comunicación reconocidos en nuestra Constitución, un trabajo en desarrollo que requiere su consolidación urgente.
La forma tradicional de autorregulación que no se encuentra normada jurídicamente, sino más bien reconocida por su legitimidad en el gremio, está vinculada a experiencias como del Ombudsman, consejos de prensa, códigos de ética, manuales de estilo y consejos de ética, entre otros. El desarrollo del periodismo con altos niveles éticos y estándares de calidad refleja el respeto a los derechos humanos y sigue la norma y técnica propia de la profesión, como una de las tareas más delicadas de cualquier redacción.
Bolivia acude a un momento en el que las condiciones políticas y sociales permeadas por el uso de la tecnología, bajo la lógica de la libertad sin límites, enfrenta situaciones consideradas peligrosas a un periodismo ético. Sin embargo, desde hace cerca de una década (desde el 2009, específicamente) el Consejo Nacional de Ética Periodística trabaja en la autorregulación, respondiendo a la demanda ciudadana del ejercicio de un periodismo ético y responsable.
Ofrecer un instrumento de trabajo como el Código Nacional de Ética Periodística y un ente de control de la autorregulación, como lo es el Tribunal Nacional de Ética Periodística (TNEP) genera un movimiento reconocido y consensuado para aplicar el Código a los casos que sean denunciados en función de los requerimientos de los ciudadanos demandantes. El logro de este instrumento, con el aporte de diversas organizaciones e instancias nacionales, permitió la legitimidad de la norma a ser aplicada.
La apropiación del Código por parte de ciudadanos y periodistas, así como de los dueños y operadores de medios, a partir de su conocimiento, es un paso fundamental que debe reforzarse y profundizarse en vísperas de la primera década de su nacimiento.
La autorregulación permite ofrecer garantías al público sobre la calidad de la información que recibe, y puede mostrar que los profesionales de los medios de comunicación, al respetar las normas éticas, son responsables, y no requieren una regulación estatal o judicial.
Al no tener una capacidad sancionadora y estar al margen del sistema judicial, pero como autoridad moral, el TNEP se compromete en una lógica de respeto y reconocimiento de los derechos humanos, así como a contribuir a garantizar los derechos a la información y la comunicación reconocidos en nuestra Constitución, un trabajo en desarrollo que requiere su consolidación urgente.