Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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La estrategia del silencio

La estrategia del silencio
Una información de inicios de semana causó sorpresa entre propios y ajenos a nuestra demanda marítima, así como entre fieles y no tanto de la Iglesia católica. El Gobierno de Chile, reflejó EFE, anunció esperar que el papa Francisco se abstenga de mencionar nuestra reivindicación territorial durante el viaje que realizará a ese país en enero, según explicó el embajador chileno ante la Santa Sede, Mariano Fernández.

El también excanciller explicó en una reunión de preparación del viaje que las autoridades piden a Francisco lo que esperan también de toda la opinión pública: "que se abstengan de opinar" en espera de que se exprese el Tribunal Internacional de Justicia en La Haya. Recordemos que en 2013 nuestro Gobierno demandó a Chile ante esa instancia para poder tener una salida al océano Pacífico, que perdió en una guerra en el siglo XIX.

El embajador chileno sostuvo que cualquier tipo de declaración se puede "distorsionar" como "se distorsiona al Papa y a otras personas". Fernández manifestó que en el Vaticano "hay una perfecta comprensión del tema", y prueba de ello sería que desde que el Papa habló en su viaje a Bolivia en 2015 de la demanda marítima, la Santa Sede no se ha vuelto a referir a ello. Jorge Bergoglio, en su discurso a la sociedad civil en la Catedral de La Paz en julio de ese año, emplazó al diálogo para "evitar conflictos con los países hermanos", y añadió: "Estoy pensando en el mar. Diálogo, diálogo", palabras que no cayeron bien en algunos sectores de Chile.

Ante esta suerte de censura al mismísimo Papa, el presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó que Chile hizo tal solicitud “por miedo”. "Por miedo el gobierno chileno pide a hno. Papa Francisco que no hable de demanda #MarParaBolivia. Pero la verdad es imparable como el mar (sic)", escribió el Mandatario en su cuenta de Twitter. Según Morales, la "oligarquía chilena hace aguas, quiere callar a Papa para frenar apoyo creciente a #MarParaBolivia" y agregó que "la verdad es tan inmensa como el mar".

Compartimos, pues, el criterio de nuestro Presidente. No otra cosa que el miedo puede llevar a un Gobierno a pedir silencio aun al líder mundial de la Iglesia católica. Ese temor no se funda en la preocupación por una supuesta “distorsión” o cosa parecida, sino en una errada estrategia que apuesta por ocultar la verdad. Y es que Chile ha intentado en todos los foros acallar nuestra demanda marítima, argumentando que nunca entabló una negociación sobre este tema. Por si todas las evidencias conocidas no irían en contra de esta postura, hace poco información desclasificada en Estados Unidos reveló que en 1975 Chile ofreció a Bolivia un corredor de diez kilómetros para hacer posible su salida al mar, a cambio de derechos sobre agua dulce.

El discurso oficial, entonces, literalmente hace aguas cada día más. Y, ante ello, tratar de silenciar hasta a una personalidad de la talla del Sumo Pontífice solo habla de las secuelas que dejó la sangrienta dictadura pinochetista, cuando al que hablaba en contra se lo callaba con la muerte, no sin antes, en muchos casos, ejercer la tortura. Para avanzar en la tan urgente integración latinoamericana, para saldar cuentas con su propio pasado, nuestro vecino debería considerar seriamente reevaluar su accionar diplomático. Con ello daría una muestra de ser una nación en verdad democrática, además de generosa, cuando no incluso lograría réditos tangibles para su propia ciudadanía mediante canjes territoriales u otros acuerdos.

“Miedo” y “alegría” son dos palabras recurrentes en las liturgias de Francisco. “El miedo —afirma el Papa— es una actitud que nos hace daño. Nos debilita, nos empequeñece. También nos paraliza”. Ojalá el Gobierno chileno le oyera.