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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN COCHABAMBA

Reactivan proceso penal contra un militar y él acusa a la víctima

La mujer está destrozada porque el uniformado habría manipulado a su hijo de 17 años para que él sindicara a su madre de atacarlo. Existen pruebas de que la denuncia es falsa.
Reactivan proceso penal contra un militar y él acusa a la víctima



Desde hace más de tres años, una víctima de la violencia de su exesposo militar intenta que su caso no quede impune y que la justicia le otorgue la custodia de su hijo mayor.

Diana (nombre cambiado), denunció en 2014 a un mayor de Ejército por violencia psicológica y física sistemática. OPINIÓN publicó detalles del caso el 21 de agosto de 2014 y develó que un informe forense le otorgó a Diana siete días de impedimento, luego la última vez que el uniformado la golpeara a puñetes y patadas en el rostro y el cuerpo. En la denuncia, la abogada de la víctima relataba que su cliente era encerrada en la casa por varios días, hasta que las huellas de los hematomas se desvanecieran.

La última golpiza, el 25 de julio de 2014, ocurrió frente a las viviendas de Cotapachi. Ella pudo huir con su hijo de dos años, refugiarse en la casa de su madre y decidir divorciarse de él. En agosto de 2014, el hijo mayor de Diana y del militar, visitaron este diario en companía de su abuela paterna para defender a su padre y acusar a Diana de ser agresiva. Como prueba, mostró una cicatriz pequeña en su antebrazo izquierdo y una en el pecho, argumentando que su madre le había herido con un cuchillo, cuando él salió en defensa de su padre. Sin embargo, Diana probó que las cicatrices eran de cirugías y no de ataques. Un informe médico de la Corporación del Seguro Social Militar (Cossmil) del 7 de octubre de 2014 certifica que el adolescente fue operado de amigdalitis crónica y papilomas cuando tenía seis años y, las cicatrices que él exhibió como si fueran de un atentado contra su vida, corresponderían a las intervenciones quirúrgicas.

Diana inició dos procesos contra el militar, uno penal por violencia intrafamiliar (en agosto de 2014) y otro civil, en septiembre, para divorciarse de su agresor. En una audiencia cautelar, el militar planteó un incidente aseverando que no se podía llevar los dos procesos (civil y penal) al mismo tiempo e, irregularmente, un juez da curso a ese incidente y se paraliza el proceso penal por violencia. Diana apeló esta decisión, pero la Sala Penal 3 se demoró dos años y cinco meses (hasta mediados de 2017) en resolver que ambos procesos podían llevarse de manera paralela, porque uno nada tiene que ver con el otro. El 20 de agosto de 2017, el militar fue notificado con este fallo y por ende con la reactivación del proceso penal en su contra.

El 28 de agosto, el hijo mayor de la pareja, de 17 años, acompañado del militar, denunció que su madre lo había recogido la tarde del 24 de agosto de su colegio, en la avenida Aniceto Arce, y lo llevó a su casa para reclamarle el apoyo a su padre. Allí le habría amenazado con cortarle el cuello, no solo el brazo, si intentaban quitarle la casa. Diana rechazó esta denuncia y detalló que todo se trata de un montaje efectuado por el militar, para intentar obligarla a abandonar el proceso penal por violencia. Lamentó que utilice al hijo de ambos para acusarla de una bajeza semejante y denunció varias irregularidades en torno a esta falsa denuncia. Para empezar, las supuestas amenazas sucedieron en el municipio de Cochabamba y padre e hijo debían acudir a la Defensoría de Cercado para formalizar denuncia. Sin embargo, fueron a la Defensoría de Quillacollo que tomó el caso, pese a no ser de su jurisdicción. Diana cree que eso tiene que ver con que la nueva pareja del militar es hermana de una concejala suplente. Los investigadores se dieron cuenta y remitieron el caso a la EPI Norte. Diana tiene pruebas de que la relación con su hijo mayor se reanudó desde julio de 2016 y él frecuenta su casa a menudo. Incluso pasó su cumpleaños allí. Tiene fotos de esa fecha, de la ropa que ella le lava, del material escolar que le compra y de las charlas que sostenía con su hijo, vía whatssap. En ellas, se nota el cariño y la confianza entre ambos. Por eso le sorprendió que su hijo la denunciara de amenazarlo. “No sé qué le dirá para que haga esto. Tal vez lo amenaza con hacerme algo. No logro entender, pero temo por la vida de mi hijo, porque su padre lo manipula y le está haciendo un gran daño”, dijo Diana.

La denuncia contra Diana se agravó. Asevera que el 24 de octubre, a las 23:00, el adolescente llegó en un taxi de la empresa Cristal a la casa de su compañero, con un corte en el brazo y dijo que su madre se lo hizo, aunque no pudo explicar en qué circunstancias, según un testimonio del padre de su amigo. Sin embargo, la casa del amigo está en la avenida Kalampampa y Circunvalación. Las cámaras de un negocio captaron todo lo sucedido la noche del 24 de octubre y no existen registros del menor llegando herido en taxi, ni de Diana en el lugar para agredirlo. Ninguno estuvo allí, según las imágenes. Pese a ello, la Fiscalía imputó a Diana por violencia familiar contra su hijo y la someterá a una audiencia cautelar a fin de mes. “No puede ser que por haber denunciado violencia, ahora los agresores usen a los hijos para acusarnos falsamente y la Fiscalía se preste a esto. Si este militar ha hecho que mi hijo se corte el brazo para poder incriminarme, ¿de qué más es capaz? Tengo miedo que le haga algo peor a mi hijo”, lloró Diana.