Aunque no goza de toda la difusión que debería, uno de los principales acontecimientos culturales de Cochabamba y el país es la Feria y Festival Nacional e Internacional del Charango que, en su versión 34, se desarrollará del 2 al 4 de noviembre en Aiquile, población ubicada a unos 200 kilómetros de la ciudad y declarada “Capital” mundial del instrumento de cuerdas. Se trata de una atractiva actividad que, además de la reivindicación de nuestro patrimonio musical, involucra la promoción de nuevos talentos, así como la de la amplia riqueza turística del Cono Sur cochabambino, tan atractivo por sus paisajes, gastronomía y expresiones de la cultura popular.

El programa arranca en realidad un día antes (la noche del martes 31 de octubre) con una demostración de juegos tradicionales y costumbres aiquileñas. Al día siguiente comenzará el acontecimiento como tal, con la realización de los concursos nacionales de construcción e interpretación del charango, en diversas categorías e incluyendo la de Ñusta. En medio de ello, tendrán lugar ferias culinarias y artesanales, exposiciones de artes plásticas y, en vísperas del 2 de noviembre y a lo largo de esa jornada, los visitantes podrán participar de las celebraciones de Todos Santos, tan particulares en esa región.

Por si esos no fueran motivos suficientes para ir a Aiquile, la Feria y Festival contará también con la participación de destacados maestros, además de la actuación de las más relevantes agrupaciones de nuestro folclore, entre ellas Fortaleza, Quereimbas del Chaco, Pasión Andina, Dalmiro Cuéllar y Kory Wayras.

En suma, se trata de una gran actividad que deberíamos apoyar todos, y no solo por su amplia oferta cultural y turística, sino para refrendar ante el orbe el origen nacional del instrumento de cuerdas. Aunque sin ningún chauvinismo beligerante ni sentimiento patriotero superficial, y considerando que si de cultura se habla mal se puede atribuir la “pureza” de cualquier tipo de expresión, es menester hacerlo en tanto sigue sobre la mesa la disputa internacional sobre si el charango es boliviano o peruano. Sin ir lejos, el pasado agosto se llevó adelante el XI Festival Internacional del Charango Peruano en Arequipa, que reivindicó como suyo el instrumento.

“Perú tiene charangos originarios que son distintos en su construcción, sonido e interpretación con referencia a los que existen en Bolivia, que tienen más de un siglo de proceso de inclusión en el folclore nacional, con resultados de una gran variedad de tamaños, encordados, afinaciones, tipo de interpretación y construcción”, manifestó anteriormente a OPINIÓN el maestro nacional Alfredo Coca. Aclaró que, desde la década de los 50 del siglo pasado, el charango boliviano se difunde gracias al talento de grandes intérpretes y constructores del instrumento, como es el caso de Mauro Núñez, Ernesto Cavour y William Ernesto Centellas. “De igual manera, el maestro Florencio Oros nos mostró la riqueza del charango tradicional con doce cuerdas metálicas, que expresan la dulzura de nuestro patrimonio folclórico”. Acotó los casos de los maestros Abdón Cameo, Eddy Navia, Bonny Alberto Terán, Jorge Oporto, Antonieta Antezana y Alberto Arteaga, además de renombrados artesanos.

Asimismo, en cuanto a actividades de difusión del charango, Coca recordó que el país cuenta con el acontecimiento que se realiza en Aiquile, la Fiesta del Charango que se desarrolla en Villa Serrano (Chuquisaca), el Día Nacional del Charango y el Día Internacional del Charango que se recuerda en Bolivia y otras partes del mundo.

El 21 de julio del 2006 se promulgó la ley que declara al charango como Patrimonio Cultural de Bolivia, señalando como cuna del instrumento de cuerdas a Potosí. “El charango tiene origen en nuestro país, Bolivia, específicamente en Potosí, que en tiempos de la Colonia fue una de las ciudades más importantes del mundo. Potosí fue la cuna del nacimiento de este instrumento”, subrayó Coca.