Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 21:43

ABAJO Y A LA IZQUIERDA

Ocuparse de la política

Ocuparse de la política
¿Y qué es ocuparse de la política hoy? Personalmente, no creo que hacer política sea protestar en redes sociales, aunque eso nos desahogue un poco; tampoco se reduce al mero acto votar por X o Z opción y mucho menos es participar levantando banderas en actos proselitistas.

Hacer política y ser político hoy es mucho más que eso. Es una actitud y una forma de vivir al servicio de la colectividad, o al menos eso debiera ser.

¿Quiénes deben hacer política? Tal vez primero deberíamos responder quiénes creemos que se dedican a la política. Y siendo francos, sin mucho esfuerzo, podemos decir que predomina en nosotros la idea de que el escenario político está copado por mediocres y oportunistas, en suma personas sin oficio que han hecho de la política su “modus vivendi”. Sin duda, de esta imagen, cuyas causas no me propongo cuestionar, surge la resistencia natural de la mayor parte de las personas a involucrarse en la política.

Sin embargo, todos los días nos quejamos y lamentamos que no hayan mayores recursos para salud o educación, que se invierta en obras faraónicas innecesarias, o que se haya descubierto tal hecho de corrupción. Y reclamamos que se haga tal o cual otra cosa en nuestra ciudad. Y nos sentamos frente a la pantalla a esperar que otras y otros lo hagan. Total, si tienen éxito, serán aplaudidos y, si fracasan, bueno, el fracaso será motivo de otro análisis y crítica sobre lo que debió haberse hecho y dónde o cuándo se erró. Por eso creo que todas y todos estamos convocados a hacer política y ser políticos, es decir superar la idea de que la política se reduce a las instituciones partidarias.

El mayor riesgo de nuestros tiempos es que la política sea profesionalizada, es decir sea dejada solo en manos de quienes se atreven a involucrarse en ella, ya sea movidos por mezquinos intereses personales o por nobles ideales y buenas intenciones. Ya no podemos delegar la responsabilidad y luego quejarnos.

Creo en que para tener un buen Gobierno necesitamos una sociedad civil fortalecida; pero necesitamos entender que el papel de la sociedad civil, la academia y los activismos por múltiples causas no pueden limitarse en nuestros tiempos solo a criticar y denunciar, sino que les asiste el deber mayor de participar y actuar.

Si las cosas no cambian o, mejor dicho, si no las cambiamos, ¿cuál la alternativa a la autodestrucción?