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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La ultraderecha alemana

La ultraderecha alemana
Poco antes de comenzar la sesión constitutiva del Bundestag, la Cámara Baja alemana, muchos de los 92 diputados de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se fotografiaban sonrientes en el hemiciclo, a punto de experimentar la soledad parlamentaria y su capacidad de bloqueo.

Se abrió la sesión y como primer punto se votó una petición suya para cambiar las reglas del debate; un minuto y su primera propuesta quedaba rechazada de forma unánime por el resto de los diputados.

El primer pleno tras las elecciones del 24 de septiembre fue el ensayo de una legislatura con grandes retos para el Parlamento alemán, donde desde 1953 no hay un grupo ultraderechista y donde AfD irrumpe como tercera fuerza, tras conservadores y socialdemócratas.

Ya antes de los comicios, los principales grupos dieron el primer paso para aislar a AfD, pues cambiaron el reglamento para que la sesión constituyente estuviera presidida por el diputado con más antigüedad en la cámara, en vez de por el diputado de mayor edad.

Las listas electorales y las encuestas hacían prever que este fuera el ultraderechista Albrecht Glaser, político de 75 años que dejó la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel para convertirse en miembro fundador de AfD. Su candidatura suscitaba el rechazo generalizado tras sostener que el islam "no reconoce ni respeta la libertad religiosa", por lo que no tiene por qué beneficiarse de ese derecho fundamental. Con 33 años como parlamentario, la mesa de la sesión constituyente pasó a estar presidida por el exministro de Finanzas Wolfgang Schäuble, unos meses más joven que Glaser, y elegido en la jornada del martes presidente del Bundestag para esta legislatura.

Tachada de ultra, e incluso de neonazi, AfD soliviantó ayer al pleno al acusar al resto de grupos de cambiar las reglas parlamentarias como hizo en los años 30 el jerarca nazi Hermann Göring, que eliminó esa función del presidente de la mesa de edad.

En su discurso de toma de posesión, Schäuble se mostró conciliador y afirmó que la "disputa democrática es necesaria", pero dejó claro también a AfD que esa disputa debe seguir "las reglas y procedimientos", lo que implica que aceptar las decisiones aprobadas por la mayoría sin calificarlas de "ilegítimas o traidoras". Abogó así por la cultura del parlamentarismo, por respetar las reglas del juego y evitar las peleas físicas y dialécticas, porque, recalcó, "nadie por sí solo representa al pueblo", en velada referencia al eslogan "nosotros somos el pueblo" del que se han apropiado los populistas en protestas y manifestaciones.

Schäuble recibió las felicitaciones de los líderes de todos los grupos parlamentarios, que se acercaron a su escaño a entregarle ramos de flores, mientras los copresidentes de AfD, Alice Weidel y Alexander Gauland, debatían en sus escaños si levantarse.

Finalmente se pusieron a la cola y estrecharon la mano del nuevo presidente del Bundestag; Gauland, excompañero durante años en la CDU, incluso inclinó la cabeza en silencio ante Schäuble mientras decenas de fotógrafos inmortalizaban el momento.

La litúrgica sesión plenaria continuó el camino trazado con la elección de los vicepresidentes de la cámara, mostrando de nuevo la unidad de las formaciones tradicionales ante el discurso populista y excluyente de un partido que consiguió el 12.6 por ciento de los votos (...).