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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Padrinos y comadres

Padrinos y comadres
Como integrante de la familia extendida, estuve en el nombramiento del padrino de bautismo para Leo, a un funcionario de la Alcaldía, a quien llenamos de mixtura. Según la madre de Leo, esto es importante para el futuro del niño. Flora tiene su puesto de venta en un mercado. Durante el tiempo que estuve haciendo mi trabajo de campo (vendiendo con ella), supe que cada semana lleva fruta a su compadre. Las vendedoras en el mercado eligen como padrinos de sus hijos a dirigentes del Sindicato o de la Alcaldía. Sucede a tal punto que las relaciones de compadrazgo son más importantes que las familiares, pues a partir de esos lazos se puede acceder a tener una mejor posición económica y social.

A propósito de padrinos, Flora me participó cómo se los designa cuando tienen las fiestas de Compadres y Comadres. “Se nombra al comerciante próspero, le hacen comer, beber. Alguien se acerca por atrás y le amarra el aguayo en la espalda, entregando después el estandarte de la asociación. Esta persona será pasante de la fiesta el próximo año, puede ser de banda o comida”. El amarre del aguayo significa que tiene que llevar en su espalda el peso de la responsabilidad de preparar una fiesta como merece su santito. Cuando es padrino de banda, la trompeta se la amarra al aguayo que está en la espalda. Otros se brindan a ser padrinos para demostrar que son “de tener”. Comenta Flora: “Si alguna vendedora es de tener, será madrina para que se iguale con las demás”. Ellas creen que no debe haber diferencia, pues al ser pasante de las fiestas, se gasta mucha platita.

En estos espacios sociales, los sujetos que transitan ponen en práctica estrategias de sobrevivencia (como el nombramiento de padrinos) que, a corto plazo, resultan ser alternativas de inserción económica, dando lugar a la construcción de un espacio socio laboral que constituye potencial bloqueador de la exclusión social. Todo esto se mueve en una lógica de adquirir mayor respeto entre las vendedoras: que sus hijos estudien y sean profesionales, que la gente supuestamente “bien” las respete, tener poder de decisión, ser valoradas por sus maridos, tener autonomía frente al mundo que las rodea y dejar de ser maltratadas por ser vendedoras en el mercado y ser del campo. No obstante, las formas excluyentes se reproducen en las vendedoras con puesto fijo, frente a las ambulantes.

Las vendedoras en el mercado no se limitan a vender sus productos, sino a ganar seguridad y estabilidad para dejar de ser excluidas a través de los sindicatos. Si bien conocen que estos son un botín político, saben que los dirigentes (compadres) las defenderán en la adversidad. La dirigencia de los comerciantes sabe conscientemente que tiene mucha convocatoria, pero no hace uso y abuso de tal. Se moviliza en apoyo a la Alcaldía, porque es una relación de reciprocidad frente a los contratiempos de su sector.

El antropólogo Albó señala: “El compadrazgo es una institución que fomenta la solidaridad social, tanto en su forma horizontal, al unir miembros de la misma clase social, como en su forma vertical, relacionando clases sociales diferentes”. Este parentesco ritual y extendido constituye un elemento de protección. Se confía en las comadres y compadres para la resolución de sus conflictos.